Fernando Collor de Mello

En 1982 fue elegido miembro de la Cámara de Diputados de Brasil, sirviendo a la nación en Brasilia durante cuatro años, como el congresista más joven, representando a Alagoas. Mientras estuvo en el Congreso demostró su interés y preocupación por los asuntos económicos, ganándose la reputación de reformador financiero sensato. Su causa especial era el noreste descuidado durante largo tiempo, incluyendo Alagoas, y fue elegido fácilmente gobernador de su estado natal en 1986. Mientras tanto, en 1984, se volvió a casar con Rosane Malta, una estudiante de Alagoa.

Como gobernador, Fernando Collor se distinguió por sus reformas económicas en todo el estado, centrándose en la eficiencia administrativa, campañas contra la corrupción, y la bateria de nuevas e importantes medidas de bienestar social.

Independientemente de su propia riqueza personal y buena apariencia, el enérgico gobernador ganó una fuerte y devota admiración de los seguidores de su estado y se aseguró una reputación nacional por su persecución de los muy bien pagados burócratas del estado, llegando a ser conocido como "el cazador de la Maharajahs."

En 1989, Collor inició su campaña para la presidencia como candidato del pequeño partido de Reconstrucción Nacional, que controlaba, pero que tenía sólo el cinco por ciento de los escaños en el Congreso. Comprometiéndose a reestructurar la economía nacional, proteger el medio ambiente y la ecología e iniciar una política fiscal responsable (que incluía la privatización de industrias ineficientes de propiedad pública), Collor desencadenó una ofensiva mediática sin precedentes en la historia de Brasil. 

A pesar de que las encuestas mostraban cierta erosión en el apoyo a las elecciones del 15 de noviembre que se acercaban, la visión de Collor de "O Brasil Novo" ("El Nuevo Brasil") inspiraba a los suficientes votantes de todas las clases sociales comoi para liderar la elección, aunque con menos de la mayoría de los votos requeridos por mandato constitucional.

Por lo tanto, una salida de la elección estaba prevista para el 15 de diciembre enfrentando a Collor, admirador de la economía de libre mercado y (más que cualquier otro líder brasileño) de los Estados Unidos, en contra de izquierda de Lula da Silva, candidato del partido de los trabajadores. La campaña final fue feroz y mordaz, pero a pesar de su estatus elitista, la visión de Collor de un fuerte y moderno Brasil, atado a las democracias avanzadas del mundo y a la lucha contra la inflació y la corrupción del gobierno, fue suficiente para darle una holgada mayoría electoral del 53 por ciento.

Para ayudar a impulsar su imagen en su pais y dar credibilidad en el exterior, el presidente electo se lanzó en un torbellino de visitas a líderes extranjeros. Después de viajes a los vecinos Argentina, Paraguay y Uruguay, su siguiente cita oficial fue con los Estados Unidos, donde se reunió con el presidente George Bush y otros funcionarios del gobierno y de organizaciones internacionales de créditos. Luego continuó a un ritmo agotador buscando la generación de comercio exterior y negociaciones de la deuda en el extranjero. De alguna manera, en medio de este torbellino, también reestructuró la rama ejecutiva del Brasil, reduciendo los 23 departamentos del gabinete a 12 "super ministerios". El 

El 15 de marzo puso en marcha su gobierno y quedó claro que Collor estaba listo para actuar de inmediato en dos frentes cruciales, ambos sensibles en extremo. Anunciando que "los esfuerzos de Brasil con el Tercer Mundo no habían resultado en nada concreto", Collor marcó un cambio importante en la política exterior brasileña diseñada para unir e integrar a la nación con los Estados Unidos y otras nacionesa del hemisferio occiidental y con los estados industrializados. En el plano interno, en un intento de reducir la inflación, anunció el retorno a la unidad cruceiro de la moneda y un paquete draconiano de medidas de austeridad económicas. Dentro de este paquete estaban el congelamiento de los salarios y la indexación de precios, una ofensiva contra los evasores, un congelamiento por 18 meses en las cuentas bancarias, y un comienzo en la renegociación de los 110 billones de la deuda externa de Brasil.

Collor enfrentó problemas verdaderamente desalentadores, pero lo hizo con una aprobación más fuerte en las encuestas, de las que tuvo en la jornada electoral, y muchos brasileños apostaron a que su juventud, optimismo, su actitud proactiva, y aparentemente ilimitada energía, triunfarían. En 1991, Collor centró la atención del gobierno en la necesidad de la creación de reservas para los pueblos nativos de Brasil. También montó una campaña instando al Grupo de los Siete, los países acreedores, para ayudar a Brasil a proteger las selvas del Amazonas.

Pero a los ojos de los brasileños, sus esfuerzos de reforma fallaron en producir avances; Collor fue acusado por la Cámara de Diputados por cargos de corrupción en el otoño de 1992. Antes de que se iniciara el juicio, en diciembre, y defendiendo su inocencia, se hizo a a un lado para permitir que el Vice -presidente Itamar Franco se convirtiera en presidente. En la apertura de su juicio político ante el Senado de Brasil, Collor anunció su renuncia. Fue declarado culpable de cargos de corrupción por una votación de 76 a 3. Posteriormente, fue inhabilitado para ejercer cargos públicos durante ocho años, y también se enfrentó a un posible procesamiento criminal. En 1994, Collor fue exonerado por el tribunal más alto del pais de todos los cargos presentados contra él.