Marc Bloch

Bloch sirvió valientemente en el frente en la Primera Guerra Mundial, ascendiendo de sargento a capitán; recibió cuatro decoraciones, la Cruz de Guerra, y la admisión a la Legión de Honor. En la recién liberada Universidad de Estrasburgo, donde enseñó desde 1919 hasta 1936, produjo dos obras pioneras de política e historia social. Los reyes taumaturgos (1924) es un estudio densamente documentado sobre la producción y difusión del potente y largamente vigente mito del poder curativo de la monaequía. El segundo, Los caracteres originales de la historia rural francesa(1931;), es un rico y sugerente estudio de los diversos patrones rurales franceses y sus formas de civilización agraria desde la Edad Media hasta la Revolución Francesa, a partir de disciplinas como la agronomía, la cartografía, la economía, la geografía, la filología, la psicología, la sociología y el folclore. 

En 1929 Bloch y su colega superior, Lucien Febvre, fundaron Anales de Historia económica y social, una revista dedicada a la superación de los límites disciplinarios y nacionales y la promoción de una historia accesible más humana. Después de un modesto comienzo en los tumultuosos años 1930, Anales alcanzó prominencia después de la Segunda Guerra Mundial y dio su nombre a una influyente escuela internacional de investigación histórica. Durante la Gran Depresión, cuando el bolchevismo, el fascismo y el nazismo amenazaba Europa, Bloch llamó a los historiadores a trascender fórmulas raciales e ideológicas, participar en proyectos comparativos y transnacionales de colaboración, y utilizar las herramientas de las ciencias sociales para afinar y ampliar sus habilidades críticas.

En 1936, en la cúspide de su carrera, fue elegido miembro de la Sorbona. Allí, en la víspera de la Segunda Guerra Mundial, completó, en dos volúmenes magistrales su síntesis, La Sociedad Feudal (1939, 1940). Sobre la base de una vida de investigación, Bloch analizó las ideas e instituciones medievales dentro del contexto del intrincado vínculo feudal, que sentó las bases de las modernas concepciones de libertad y responsabilidad política. 

A pesar de tener ya 53 años y padre de seis hijos, volvió a entrar en el ejército en 1939 y fue testigo, desde el frente de batalla, de la caída de Francia en 1940. Escribió una punzante crítica de la debacle militar, política y humana en La extraña derrota, escrito en 1940 y publicado en 1946, después de su muerte.

Los extraordinarios servicios de Bloch le beneficiaron con una exención de la legislación antisemita del gobierno de Vichy, permitiéndole enseñar por dos años más en el sur de Francia y trabajar en la declaración inconclusa de su credo personal y académica, Introducción a la Historia (original en francés Apologie pour l'histoire ou métier d'historien), escrito en 1941 y publicado en 1949. 

Después que los nazis ocuparon toda Francia, Bloch se unió a la resistencia francesa en 1943 y se convirtió en uno de sus líderes. Capturado por la policía de Vichy en marzo de 1944, fue torturado por el jefe de la Gestapo Klaus Barbie y muerto por un pelotón de fusilamiento alemán.

La vida y obra de Bloch forman un todo sin fisuras. Adoraba a su esposa Simonne, que le ayudó e inspiró en su trabajo. Un prolífico creativo y estudioso, buscó la huella de la mano del hombre detrás de las abstracciones históricas, Bloch entró en la historia a través de su propio compromiso personal. Su ejemplo inspiró a numerosos discípulos a convertirse en investigadores-activistas, combinando la investigación y la enseñanza con un compromiso con la defensa de la libertad intelectual. Después de la Segunda Guerra Mundial el legado de Bloch fue especialmente importante para los historiadores que trabajaban bajo regímenes represivos en el este de Europa y en el mundo no occidental, donde se convirtió en un modelo de ciudadano valiente que trascendió fronteras intelectuales y nacionales.