Nicolás Gómez Dávila

Vivió una vida más bien  aislada, dividiendo su tiempo entre su biblioteca y la vida familiar con su esposa. De hecho, pasó la mayor parte de su tiempo coleccionando libros; treinta mil volúmenes, entre los que sobresalían autores como Leontiev, Justus Moser, Maurice Barres, Charles Maurras, Donoso Cortés y muchos más. 

En todos los años en los que estudió y meditó en su biblioteca, también comenzó a escribir. Y fue su hermano quien se ocupó  de publicar, en 1954, una colección de sus aforismos "Notas I". Se publicaron apenas unos cien ejemplares de la obra, destinados a un pequeño círculo de amigos y conocidos. En 1959, se publicó "Los Textos" que, al igual que todos sus escritos, se caracterizaaban por la brevedad que se convertiría en su estilo característico.

Nicolás Gómez Dávila siguió la vida política de su país pero, fiel a sus posiciones, decidió no participar activamente, incluso en 1958, cuando el presidente colombiano le ofreció el cargo de jefe de asesores. De hecho, fue muy crítico con el mundo que le rodeaba. 

Dávila creía en una sociedad de aristócratas, entendiendo este término, no por la aristocracia de nacimiento, sino de los elegidos que por mérito y compromiso intelectual, podían reclamar este título.  A estos mejores les competía la tarea de guiar a la humanidad. Cualquier hombre que tenía  una vida intelectual podía merecer, según él, el título de aristócrata. Y por lo tanto, estaba a favor de una sociedad jerárquica, donde no existiera la supremacía de la gente, que según él correspondía a una equivocada divinización del hombre.

Ls objetivos preferidos de su crítica eran temas tales como el progreso, la democracia y el materialismo. Debido a estas teorías y a su profunda religiosidad, Dávila fue considerado un reaccionario. Su religión no le impedía, sin embargo, criticar duramente a la Iglesia Romana, sin dejar por ello  de ser un acérrimo católico.

Entre 1977 y 1992 publicó "Escolios  a un texto implícito", una colección de aforismos y escolios, anotaciones típicas y glosas que se encuentran  a menudo en las obras de la literatura griega y latina. Estos aforismos son testigos de su vida como lector prolífico y pensador: están llenos, de hecho, las referencias a las obras literarias y filosóficas de otros escritores y pensadores. La clave de su interpretación se basa en su laberíntica biblioteca , que contenía sólo los libros en el idioma original. 

Dos, sin embargo, son las referencias que por sí mismo explican: Montaigne y Burckhardt a los que  él llamó "mis santos patronos." Pero muchos furon los escritores y pensadores con los que se identificaba incluyendo Stendhal, Mallarmé, Bergson, Gide, Taine, Balzac, Laclos, Rivaroli etc.

En concordancia con su carácter y sus ideas, Gómez Dávila  nunca publicó activamente sus escritos. A finales de los años ochenta, sin embargo, a raíz de la traducción alemana de Escolios, sus ideas comenzaron a circular en Europa y encontró muchos partidarios en los círculos de pensamiento tanto alemanes como austríacos. Desde 1987 sus obras fueron traducidas al alemán.

Nicolás Gómez Dávila murió en Bogotá el 17 de mayo de 1994 sin haberse sustancialmente "movido" de su mnumental biblioteca.