Giovanni Pierluigi da Palestrina

En algún momento, se mudó a Roma, donde se convirtió en corista en Santa Maria Maggiore en 1537. Estudió órgano y canto y se convirtió en organista de la Catedral de San Agapito en Palestrina en 1544.

Palestrina se casó con Lucrezia Gori en 1547. Juntos tuvieron tres hijos, Rodolfo, Angelo e Iginio. Parece haber sido un matrimonio feliz, ya que Palestrina sufrió un profundo luto y desesperación cuando su esposa, Rodolfo y Angelo murieron de una plaga en la década de 1570. Buscando consuelo, consideró ingresar al sacerdocio católico. Sin embargo, se volvió a casar con una viuda adinerada en 1581, Virginia Dormoli, y tuvo un gran éxito con el negocio de pieles de su difunto esposo. Esto le permitió componer prolíficamente y publicar 16 colecciones de su música durante el resto de su vida.

La fama de Palestrina surge de su música litúrgica. P En 1551, el Papa Julio III lo nombró para dirigir el Coro de la Capilla Juliana en la Basílica de San Pedro. Sus responsabilidades incluían entrenar a jóvenes coristas y preparar al coro para los servicios. Además de esto, comenzó a componer música para los servicios, publicando su primer libro de arreglos para misas en 1554. También compuso motetes, canciones cortas sobre temas sagrados y otras piezas litúrgicas, como ofertorios, magnificats, himnos y lamentaciones. 

El papado de Pablo IV envió a Palestrina en busca de un nuevo empleo. Pablo IV solo permitiría a hombres célibes ocupar puestos de música en San Pedro. Entre 1550 y 1571, Palestrina sirvió como director de coro en San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y el Seminario Romano. En cada uno de estos puestos, continuó componiendo música para que sus coros cantaran en los servicios de adoración.

En 1571, Palestrina fue nuevamente designado para ser director del Coro de la Capilla Juliana donde permaneció hasta su muerte en 1594. Su fama aumentó en su última década de vida. Aunque compuso dos libros de madrigales seculares y canciones, sus compañeros lo elogiaron y bendijeron por su contribución a la música litúrgica católica.

Durante el período del Renacimiento, la música había alcanzado nuevas alturas de polifonía. Las líneas individuales se volvieron más complicadas, ornamentadas y disonantes. La Iglesia Católica, en las reuniones del Concilio de Trento celebradas entre 1545 y 1563, se quejó de que se estaba volviendo demasiado difícil entender las sagradas palabras de la liturgia con esta música tan elaborada.

Palestrina proporcionó el antídoto. Compuso misas y otras obras litúrgicas con melodías simples y fluidas que sonaban armoniosas para la congregación y el clero. Basó muchas de sus obras en cantos llanos o melodías de canto. Estos se utilizaron polifónicamente con especial atención a la claridad de la textura musical, mejorando la comprensión del texto. También empleó más movimientos paso a paso, en lugar de saltos anchos, y una mayor consonancia, armonías agradables con falta de tensión. Un ejemplo sobresaliente de este estilo agradable es la Misa del Papa Marcelo, que todavía se interpreta ampliamente en la actualidad.