Idi Amín Dada

Tercer presidente de Uganda. Forjó una carrera militar uniéndose al regimiento británico de los Rifles Africanos del Rey, y tras la etapa colonial ascendió en el ejército nacional de Uganda hasta alcanzar el cargo de comandante, momento en el que dio un golpe de estado y se ascendió a sí mismo a la categoría de Mariscal de campo.

Haciendo caso omiso de los derechos más básicos de los seres humanos, se dedicó a arrasar cualquier atisbo de oposición, ordenando incluso asesinatos por motivo de ser de cierta etnia. Se calcula que durante su dictadura fueron asesinadas entre cien mil y medio millón de personas. Aún así, el gobierno de Israel, Libia y la Unión Soviética les apoyaron en algún momento de su reinado de terror.

Durante su gobierno las asociaciones internacionales y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU lo mantuvieron en su punto de mira hasta la caída del régimen como resultado de las protestas de grupos opositores y la guerra provocada por el dictador con Tanzania al tratar de anexionarse una parte del país vecino. El ejército tuvo que retirarse de la zona y a pesar de que Gadafi trató de prestarle ayuda militar se vio obligado a huir del país. Primero se refugió en Libia y después en Arabia Saudí, donde recibió de parte de la familia real un pago regular a cambio de no volver a dedicarse a la política.

En el año 2003, aquejado de una dolencia renal muy grave que lo tenía en coma, una de sus esposas solicitó al presidente de Uganda que se le permitiera regresar para morir en su país, pero este contestó que si ponía un pie allí el mandatario tendría que responder por sus crímenes, de modo que murió en un hospital de Arabia Saudí y fue enterrado en ese mismo lugar.

Se han escrito muchos libros hablando de la figura de este dictador, se han realizado documentales y hasta se han filmado películas de todo tipo hablando de un modo más o menos abierto acerca de este personaje, como la galardonada con un Globo de oro por la interpretación que hizo de él Forest Whitaker “El último rey de Escocia”, adaptada a su vez de la novela del mismo nombre escrita en 1998. Lo que está claro es que, como ha ocurrido en otras ocasiones, la figura de este dictador no ha dejado indiferente.