Jesse Owens

Nació el  12 de septiembre 1913 en Oakville, Alabama. Cuando tenía 8 años de edad su familia se tgrasladó a Cleveland, en Ohio. Jesse conoció la miseria y la pobreza desde niño, y fue criado con la filosofía de "hacer para ganarse la vida", como millones de otros jóvenes negros durante la depresión americana.

Owens mostró desde temprana edad un evidente talento para los deportes. No tenía dinero para comprar un equipo para la práctica de las distintas disciplinas del atletismo, por lo que se dedicó a las disciplinas de carrera. En 1933, en los EE.UU. se vivía el período candente del apartheid y Owens sufrió algunas experiencias difíciles: vivía fuera del campus universitario con otros atletas afroamericanos, en los viajes con los deportistas del equipo debía cenar en restaurantes sólo para los negros; pero durante su período de estudios continuó trabajando para pagar la universidad.

En el año anterior a los Juegos Olímpicos que lo convertirían en el rey de atletismo, el 25 mayo de 1935 en los campeonatos del Middle West de la Universidad de Michigan, Owens asombró a todo el país y su nombre se hizo conocido  en el extranjero. En su autobiografía, "The Jesse Owens Story", en lo que él llama el día de los  días, Jesse (llegó a la pista en el último momento, porque se recuperaba  de una lesión en la espalda) y en un lapso de tiempo  menor a una hora igualó el récord mundial en los 100 metros, estableció el record en el salto de longitud (con 8,13 metros fue el primer hombre en superar la altura  de 8 metros), y ganó en los 200 metros y los 200 metros con vallas.

Su nombre está doblemente ligado a la historia, por las circunstancias que lo rodearon , por un lado fue el  el atleta-símbolo de los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, y por el otro, protagonizó junto a Adolf Hitler un famoso episodio.

En los Juegos Olímpicos Owens ganó cuatro medallas de oro: en los 100 metros (estableció el récord mundial: 10,3 ''), en los 200 metros (récord olímpico: 20.7 ''), en el salto de longitud (récord olímpico: 806 cm) y en el relevo 4 x 100 registro (mundo: 39,8 ''). Hubo que esperar 48 años, hasta los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, para ver a otro hombre, el estadounidense Carl Lewis, ser  capaz de repetir la hazaña de Owens.

Para Hitler los Juegos eran una oportunidad para hacer propaganda de  los ideales del "Tercer Reich" y para poner en valor y hacer hincapié en la superioridad de la raza aria. El propio Führer estuvo presente en las gradas del Estadio Olímpico, una joya arquitectónica con una capacidad de 100.000 asientos, cuando Owens ganó sus carreras, pero la leyenda dice que Hitler se negó a darle la mano a Owens.

En este contexto, hay otro episodio que tuvo  características conmovedoras por su trágico final: el atleta alemán Luz Long fue el atleta por el que Hitler pensaba  que iba a lograr la victoria representando a Alemania en el salto de longitud. En el período anterior a la carrera, en el campo, se fueron sentando las bases de lo que seria una amistad sincera entre el americano y el atleta alemán Long. Owens equivocó dos de tres saltos de calificación. Antes de que el tercer salto, fue Long, que estaba familiarizado con la plataforma, quien sugirió a Owens anticipar la parada y permitir que excediera la medida de calificación. Después de ganar la medalla de oro, Long fue el primero en felicitar a Owens.

En los años posteriores a los dos mantuvieron el contacto escribiéndose en varias ocasiones. Durante los años de la guerra Long que era oficial del ejército alemán se encontraba en Italia, en Cassino, cuando recibió la noticia de que su esposa había dado a luz a su hijo. En esta ocasión le escribió  una carta en la que le pedía  a su amigo de hacerle saber a su hijo, en el futuro, en todo caso, cuando la guerra terminara, de la importancia de amistad en la vida y cómo ella era posible a pesar de los horrores y divisiones que conlleva la guerra. Luz Long murió 14 de julio 1943 después de haber sido gravemente herido en la batalla infame de Cassino. Después de la guerra a Owens le tomó algún tiempo localizar a la familia de su amigo. Y,  después de varios años, asistió a la boda del hijo de Long como invitado de honor.

Jesse Owens, la lámpara  de ébano, como muchos periódicos lo habían apodado, murió de cáncer de pulmón a la edad de 66 años en Tucson (Arizona), el 31 de marzo de 1980. En 1984, una calle de Berlin fue dedicada a su memoria.