Gregorio VII

Papa italiano. Su verdadero nombre fue Hildebrando Aldobrandeschi. Fue designado secretario del Papa Gregorio VI (1045) por un año, luego de lo cual lo acompaña a su ostracismo en Colonia. Posteriormente dicho Papa dejó de existir e Hildebrando hace su entrada al monasterio de Cluny, donde se adiestra en las ideas reformistas.

En 1049 lo llama el Papa León IX para ser legado pontificio, conociendo los centros de poder de Europa. Posteriormente el 1056 informó de la elección del Papa Víctor II; sin embargo, cuando este último falleció fue elegido Benedicto X. No obstante, Hildebrando protestó, logrando que se eligiese a Nicolás II.

El papado fue teniendo una tendencia hacia condes y príncipes. Pasando con el tiempo a aquellos personajes que no eran dignos representantes. Por lo que el siglo X fue llamado Siglo oscuro o Siglo de hierro de la Iglesia. Así que durante 150 años asumieron el papado cerca de cuarenta Papas y antipapas.

Bajo el poder de Carlomagno se instituyó el cesaropapismo, en que tenía peso la hierocracia, siendo por ello Gregorio VII uno de sus representantes. Y fue entonces que en el siglo XI se vivió un verídico cesaropapismo con el emperador Enrique III; sin embargo, luego de su muerte surge un movimiento que quiere liberar el papado del poder del imperio.

Siendo nombrado Hildebrando como Papa, bajo el pedido público del 22 de abril de 1073. Teniendo la consagración papal el 30 de junio de 1073.

El Papa Gregorio VII publicó en 1075 el Dictatus Papae, en que expresa su ideología sobre la función de un Papa. Debido a dicha publicación es que lo conlleva a un conflicto con el emperador alemán, que fue llamado Querella de las Investiduras.

Dicho vedo fue rechazado por Enrique IV que continuó asignando obispos en Milán, Spoleto y Fermo, que estaban cerca a los Estados pontificios. Amenazándole con la excomunión y su defenestración como Emperador.

Se encontraron el Papa y el Emperador en el Castillo de Canossa; no obstante, Enrique no se presentó como rey, sino como penitente para que le dieran el perdón. Así que Gregorio VII le perdona los pecados a Enrique IV, pidiendo a cambio una Dieta para debatir lo de las investiduras de la Iglesia.

Sin embargo, el rey demora la Dieta, provocando que el Papa le hiciera una segunda excomunión, que consiguió los mismos efectos de la primera, puesto que los obispos alemanes y lombardos estuvieron a favor del rey. Y este último nombra nuevo Papa a Clemente III.

Gregorio VII se esconde en el castillo Sant’Angelo esperando la llegada de los normandos, quienes obligan a Enrique IV a salir de Roma, donde se produjo un enfrentamiento entre romanos y Gregorio, que tuvo que irse a Salermo, donde fallece en 1085.

Se le canoniza en 1726 por el Papa Benedicto XIII, siendo recordado y festejado el 25 de mayo.