Aleksandr Borodin

Aleksandr Borodin nació el 12 de noviembre de 1833 en San Petesburgo. Su padre era un príncipe georgiano y su madre la esposa de un médico del ejército; a pesar de ser hijo ilegítimo, fue criado en cómodas circunstancias. Su facilidad para los idiomas y la música fue evidente desde el principio, y ya de niño aprendió a tocar el piano, la flauta y el cello, así como a componer música. 

De 1850 a 1856 estudió en la Academia Médico-Quirúrgica, especializándose en química, y recibió un doctorado en 1858. Desde 1859 hasta 1862 estudió en Europa occidental. 

A su regreso a Rusia se convirtió en profesor adjunto de química en la Academia Médico-Quirúrgica y profesor de tiempo completo en el año 1864. De esta época data su primera obra importante, la Sinfonía nº 1 en mi bemol Mayor (1862-1867), escrita como resultado de su relación con Mili Balakirev, de cuyo círculo (El Grupo de los cinco) fue miembro, junto con Nikolai Rimsky-Korsakov, Modest Mussorgsky y Cesar Cui. 

Borodin compuso su Sinfonía nº 2 en si menor en 1869, cuando comenzó a trabajar en su obra maestra operística, El príncipe Igor (completada póstumamente por Rimsky-Korsakov y Alexander Glazunov). El Acto II de El Príncipe Igor contiene las frecuentemente interpretadas "Danzas Polovtsianas". También encontró tiempo para escribir dos cuartetos de cuerda, una docena de notables canciones, la inconclusa Sinfonía nº 3 en la menor, y su poema sinfónico En las estepas de Asia Central.

La obra musical de Borodin nunca fue más que un pasatiempo relajante de su trabajo científico. Además de su investigación y enseñanza, ayudó a fundar cursos de medicina para mujeres en 1872. En la década de 1880 las presiones del trabajo y la mala salud le dejaron poco tiempo para la composición. Murió repentinamente mientras asistía a un baile, el 27 de febrero de 1887.

Las obras de Borodin le sitúan en la primera fila de los compositores rusos. Tenía una fuerte vena lírica, pero también se destacó por su manejo de temas heroicos. Tenía un sentido del ritmo inusualmente bueno y sobresalió en el uso del color orquestal y en la evocación de lugares distantes. En sus sinfonías y cuartetos de cuerda - entre los mejores de la época romántica -desarrolló una estructura formal en la que el material musical de un movimiento se deriva de un único motivo inicial. Sus melodías reflejan el carácter de las melodías populares rusas, y al igual que otros compositores de la Escuela Nacional de Rusia, utilizaba sorprendentes armonías, poco convencionales en la música occidental europea.