Aloysius Stepinac

Este polémico sacerdote católico, había nacido el 8 de mayo de 1898 en Brezaric correspondiente a la parroquia de Krasic y falleció de una trombosis en 1960 en esta misma parroquia después de padecer un trastorno sanguíneo desde 1953, llamado policitemia, siendo enterrado en Zagreb donde había sido arzobispo por muchos años.

De procedencia familiar de origen campesino, fue el quinto de los ocho hijos de Josip Stepinac y su esposa Bárbara. Con escasos 11 años, en 1909 se traslada a Zagreb donde termina sus estudios escolares y al cumplir los 18 años, en 1916 forma parte del ejército austro-húngaro que lo entrena por un período muy corto de tiempo, enviándolo al frente italiano en la Primera Guerra Mundial en donde es tomado prisionero por los italianos en 1918 y mantenido como prisionero de guerra durante cinco meses. Una vez lograda su liberación se reincorpora al ejército yugoeslavo y regresa a su casa en la primavera de 1919.

En 1924 se traslada a Roma para su formación sacerdotal en el Colegio Germánico y es ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1930 y un año más tarde ya oficia como clérigo en una parroquia de Zagreb.

En 1934 es una de las figuras que firma la carta al rey Alejandro I de Yugoeslavia, que mantenía una dictadura en su país, la liberación de algunos dirigentes políticos croatas como Vladko Macek y el otorgamiento de una amnistía general.

Cuando aun no tenía 40 años de edad, es nombrado arzobispo de Zagreb el 7 de diciembre de 1937, ante el súbito fallecimiento de su antecesor Anton Bauer. Como tenía esta privilegiada posición durante la Segunda Guerra Mundial en lo que se llamaba el Estado Independiente de Croacia (NDH), que era un estado fachada y títere de las Potencias del Eje que se había formado después de la sangrienta invasión en abril de1941. 

Durante esta etapa se había formado un movimiento fascista de extremistas croatas llamado Ustasa, que controlaba el Estado. Como casi todas las personas influyentes, Stepinac también apoyó el nuevo gobierno ante la desaparición del Reino de Yugoeslavia, haciendo públicas exhortaciones para que fuera apoyado e incluso en sus sermones, pidiéndole a Dios la bendición y protección para su líder Ante Pavelic.

Sin embargo, este nuevo Estado creado por los croatas dejaba dudas en el exterior, por lo que casi ningún estado sólidamente establecido reconoció nunca al NDH, ni si quiera el Vaticano, a quienes Stepinac exhortaba para que lo reconocieran.

Durante este oscuro período de la historia yugoeslava se inició el exterminio masivo de los serbios, de religión ortodoxa y a quienes Stepinac les sentía una abierta animadversión por considerar que esta religión era “la maldición más grande de Europa”, por lo que en  los informes que enviaba al Vaticano, éste solo consignaba  plenos elogios para el nuevo régimen, desconociendo el exterminio masivo que ya llevaban a cabo las milicias ustashi.

Cuando los exterminios ya se hicieron abiertamente, Stepinac envió a Pavelic una carta el 14 de mayo de 1941, pidiéndole que los serbios no fueran asesinados sin habérselos probado su culpabilidad y en vista de que esta misiva no tuvo ningún efecto concreto para detener el exterminio, desde el púlpito el 24 de mayo de 1942, condenó los asesinatos calificándolos como un genocidio, pero sin nombrar a los serbios de manera explícita. También le pidió a Pavelic que detuviera las atrocidades que estaban cometiendo sus milicias en el Campo de concentración de Jasenovac, que hasta el momento sigue siendo el más cruel de la historia de la humanidad.

Como si toda su actuación ya no fuera extremadamente polémica, colaboró con el régimen en la conversión masiva de los serbios ortodoxos al catolicismo, lo que podía significar la conservación de la vida, pero unida a una humillación y violación de sus derechos de los serbios. Sus detractores lo acusan de colaborador con el peor régimen de la historia de Yugoeslavia y sus defensores aducen que con estas conversiones les salvaba la vida a miles de personas.

Tras la caída del fascismo y con la llegada del régimen comunista, Stepinac asumió una abierta crítica al mismo, por lo que se le pidió al Vaticano su traslado, pero éste lo negó. Fue arrestado el 18 de septiembre y acusado de colaborara con las fuerzas nazis, de mantener relaciones con los ustashis, de ser un agitador religioso, de realizar conversiones forzosas a los serbios ortodoxos al catolicismo ante la amenaza de muerte y con pistola en mano y de alta traición. 

Su juicio iniciado el 30 de septiembre de 1946 fue seguido muy de cerca, ya que la fiscalía del momento le desmontó todos sus argumentos en defensa de sus actuaciones y fue condenado a 16 años de cárcel.

Cuando apenas llevaba cinco años de cárcel, Tito, presidente de Yugoeslavia lo deja en libertad con dos condiciones opcionales: o retirarse a Roma o a su parroquia natal de Krasic, adonde finalmente se traslada el 5 de diciembre de 1951.

Esta controversia aun se mantiene y se incrementó después de que el papa Pio XII lo nombrara cardenal el 29 de noviembre de 1952, lo que lleva a protestas en varios países y al rompimiento de las relaciones diplomáticas entre Yugoeslavia y el Vaticano. 

Y como si ya la historia de Stepinac no tuviera suficientes elementos controversiales, el 9 de octubre de 1981, el Vaticano inició su proceso de beatificación y el 11 de noviembre de 1997, el papa Juan Pablo II lo declara mártir y ratifica la beatificación el 3 de octubre de 1998. Estas actuaciones de la iglesia a favor de Stepinac han generado un rechazo generalizado en el mundo y la protesta oficial de la Iglesia ortodoxa serbia y del Centro Simon Wiesenthal.