Juan Ramón Jiménez

En 1900 Jiménez se trasladó a Madrid, llevando una amplia colección de sus primeros poemas, finalmente publicados bajo los delicados títulos Ninfeas y Almas de Violeta. En este momento el autor sufrió una crisis nerviosa, pasando varios meses en clínicas de Francia y Madrid. A pesar de su condición, Jiménez ayudó a fundar y dirigir la revista literaria Helios y continuó escribiendo poesía. Sus expresivos títulos indican con precisión el tipo de poesía que escribía: Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1905), Pastorales (1905).

En 1905 Jiménez volvió a Moguer y pasó 6 tranquilos años escribiendo el mismo tipo de poesía: Elejlas, Baladas de primavera, La soledad sonora. Esencialmente esta poesía es impresionista, con un telón de fondo estilizado en una naturaleza de colores pasteles (rosa, blanco, malva). El tono es generalmente de una melancolía lánguida; la forma es elegante, aristocrática, y musical. Incluso en esta etapa, sin embargo, las imágenes de Jiménez se enfocaban hacia la sublimación de las emociones humanas. En su temprana madurez, esta tendencia hacia la sublimación se hace más pronunciada, sobre todo en el libro Sonetos Espirituales (1915).

En 1916 viajó a los Estados Unidos y se casó con Zenobia Camprubí. En este viaje, el poeta compuso su importante libro Diario de un poeta recién casado, en la manera simbolista. 

De regreso en Madrid, en los años siguientes, Jiménez se retiró gradualmente del mundo real para concentrarse en su poesía. Dio vida a cuatro libros principales: Eternidades (1917), Piedra y Cielo (1918), Poesía (1923) y Belleza (1923). En ese momento escribía una poesía pura de tono intelectual, reducida a símbolos esenciales y despojadas de toda anécdota o música verbal.

Con el estallido de la Guerra Civil española, Jiménez (nunca estuvo interesado en la política) regresó a los Estados Unidos y comenzó una tardía carrera en la enseñanza y la docencia durante periodos breves. Aunque su creación poética se aflojó un poco en la década de 1930, en la década de 1940 disfrutó de una explosión final de inspiración. 

Como resultado de un viaje en barco a la Argentina, Jiménez, otra vez movido por el simbolismo del mar, escribió lo que él consideraba su obra principal final, Dios Deseado y deseante (1949). Este libro proyecta la resolución de los temas que Jiménez había estado persiguiendo durante toda su carrera. Su primer período fue de estética, su segundo intelectual; en su período final, más religioso, expresó su unión neo-mística con su Dios tanto "deseado y deseante". En todos estos períodos el poeta buscó la perfección de su alma, lo que él llamaba "una justa y universal conciencia única de la belleza."

Jiménez también escribió prosa significativa en su larga carrera. En 1917 publicó Platero y yo, un libro poético y melancólico, que se ha convertido en un clásico, especialmente entre los niños. También escribió Españoles de Tres Mundos, retratos cortos y a veces mordaces de sus contemporáneos.

En 1956, justo en el momento que su amada Zenobia agonizaba, Jiménez recibió el Premio Nobel de Literatura por su poesía lírica. 

Murió en San Juan, Puerto Rico, el 29 de mayo 1958.