Luca Pacioli

Ingresó en la Orden Franciscana en 1475 y se trasladó a Perugia como profesor de matemáticas: entre 1475 y 1478, escribió un manual de álgebra. Luego trabajó en Venecia, Zadar (en la actual Croacia), Florencia, en Roma, como maestro en La Sapienza, y en Nápoles. Después de una segunda estancia en Venecia, se trasladó en 1498 a Milán, a la corte de Ludovico Sforza el Moro, donde trabó una cordial amistad con Leonardo da Vinci y escribió su obra más famosa De divina proportione (La divina proporción), trabajo que sería publicado en Venecia en 1509. En ella se explaya sobre el "número áureo", un valor numérico, que encuentra aplicaciones en las obras de arte (pintura, escultura y arquitectura), en las proporciones del cuerpo humano, la música e incluso en la naturaleza (en los mariscos, en la disposición y estructura de las hojas, etc.). Para hacer más agradable el tratado Pacioli pidió y obtuvo la colaboración de Leonardo da Vinci, que dibujó sesenta ilustraciones.

En 1500, tras la invasión francesa, dejó Milán, se trasladó a Florencia y continuó dedicándose al estudio de las matemáticas y a la enseñanza, actividad que desarrolló en Pisa, Bolonia y, en 1508 de nuevo en Venecia, Perugia (1510) y finalmente Roma (1514), donde falleció el 29 de junio de 1517.

Las obras más importantes de Pacioli se publicaron en Venecia; su extensa Summa di Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalità (1494), fue la primera obra enciclopédica matemática en imprimirsre; fue un gran éxito y se reimprimió en 1523. Es una gran recopilación de materiales relativos a la aritmética, álgebra y geometría euclidiana, así como del registro de entrada doble, cuya utilidad se había podido ver en sus años de trabajo en Venecia. Las seiscientas páginas de la obra tuvieron una influencia importante en la difusión de los conocimientos matemáticos de la época y contiene, entre otros, un tratado general sobre el álgebra y la aritmética.

Más que un genio matemático o un reformador radical, Luca Pacioli fue un investigador y un maestro incansable, siempre dedicado con pasión a la divulgación de las matemáticas, considerándola no sólo como pura especulación abstracta, sino como una herramienta para resolver problemas prácticos y como fuente de placer intelectual.