Pico della Mirandola

Hijo menor de una principesca casa lombarda, Giovanni Pico della Mirandola recibió el beneficio de la Iglesia cuando tenía 10 años. Sin embargo,  rápidamente superó las expectativas rutinarias de una carrera en la Iglesia o el estado. En la Universidad de Padua de 1480 a 1482, cuando la ciudad y su universidad disfrutaron del patrocinio liberal de Venecia, dando la bienvenida a eruditos orientales y ofreciendo una de las culturas cívicas más ricas de Europa, estudió el aristotelismo y la religión, filosofía y ciencia hebrea y árabe. Para 1487 amplió sus viajes y educación, que incluyeron Florencia y París, donde se empapó en una variedad única de lenguas y tradiciones. Sin comprometerse con ninguna fuente exclusiva de sabiduría y decepcionado por la debilidad filosófica del estudio de los humanistas italianos sobre la cultura clásica, buscó un núcleo de verdad común a este vasto conocimiento.

La primera y más famosa aventura del joven fue un reto para los doctos europeos, una tésis a discutirse públicamente en Roma en 1487, postulando que en el Cristianismo convergían tradiciones culturales, religiosas, filosóficas y teológicas muy diversas. Pico se preparó para defender 900 conclusiones (402 extraídas de otros filósofo, principalmente pensadores escolásticos, platónicos y árabes y otras 498 de su propio pensamiento). Sin embargo, una comisión papal, sospechosa de tal diversidad, condenó 13 de las tesis de Pico. La asamblea fue cancelada y él huyó a París, sufriendo un breve encarcelamiento antes de establecerse en Florencia a finales de 1487. Los escritos de su tésis fueron prohibidos hasta 1493.

En Florencia, se unió a la Academia Platónica de Lorenzo de Medici en su esfuerzo por formular una doctrina del alma que conciliara las creencias platónicas y cristianas. La ambición de Pico, que muchos críticos atribuyen a la confusión juvenil, se puede medir por su plan de armonizar a Platón y Aristóteles y vincular sus filosofías con las revelaciones proclamadas por las principales religiones. Los tratados preparatorios incluyeron el Heptaplus de 1489, un comentario sobre el Génesis enfatizando su correspondencia con textos sagrados judíos, y la obra De ente et uno de 1492, sobre la naturaleza de Dios y la creación.

Pico gradualmente renunció al esplendor de los Medici, abrazó la piedad del fraile reformador Girolamo Savonarola, y comenzó a escribir en defensa de la Iglesia. Su filantropía se equiparaba a su avidez por la compra de manuscritos, construyendo una de las más grandes colecciones académicas privadas de Europa. Murió de una fiebre el 17 de noviembre de 1494, cuando soldados franceses ocupaba Florencia.

Descrito como "de carácter y forma, apropiados y hermosos", Pico combinó físico, intelecto y espiritualidad de una manera que cautivaba tanto a los amantes de la virtud como a los reformadores cristianos. En su De hominis dignitate, escrito para presentar su abortado congreso romano, el Dios idealizadopor Pico había dotado a Adán de "la morada, forma y funciones que tú mismo desearas... para que con libertad de elección y con honor, puedas formarte a ti mismo". Este tratado temprano afirmaba la filosofía que sus obras posteriores y más complejas subrayaron: "el intelecto activo puede discernir entre el bien del mal, la verdad de la ilusión, y es libre de guiar al alma, de obligar a todos los hombres a la unión con un creador común". El último trabajo de Pico Las disputas en astrología, rechazaban el pensamiento oculto que subordinaba la voluntad humana a las fuerzas deterministas.