El juego de las coincidencias, los lazos de sangre y del destino han acompañado toda la vida de
Sir Christopher Frank Carandini Lee, conocido por el público como
Christopher Lee o, por definición, el
Conde Drácula. Una referencia no muy del gusto de este hombre culto y elegante, que se marchó en silencio a los 93 años recién cumplidos (nació en Londres el 27 de mayo 1922), tanto así que la noticia fue revelada por la familia, sólo cuatro días después de su muerte.
"
Señor de las Tinieblas" era un apodo que le divertía y, personificar el lado oscuro del alma humana parecía una señal del destino, desde su primera aparición en el escenario en el papel del malvado genio, en una adaptación teatral de
Rumpelstiltskin, cuento de hadas de los hermanos Grimm, cuando él era apenas un adolescente en Wengen, Suiza.
Su alta e imponente figura, su voz baja, sus pobladas cejas y sus largas manos fueron iconos para los aficionados al cine de más de cuatro generaciones. Debutó en la gran pantalla gracias a Terence Young en 1948 ("El misterio de los espejos"), pero alcanzó notoriedad 10 años más tarde con "Drácula (1958)".
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial,
Lee frecuentaba la sociedad de Londres donde conoció a {@bio:J.R.R. Tolkien, el creador de la saga de "
El Señor de los Anillos"; muchos años más tarde,se cubriría con el manto blanco del brujo
Saruman aunque había deseado interpretar al "gris"
Gandalf, papel interpretado por
Ian McKellen.
Las generaciones más jóvenes han aprendido a amarlo por el inquietante
Wonka de "Charlie y la fábrica de chocolate" (
Tim Burton), el
Conde Dooku en la precuela de "Star Wars", "
Star Wars: The Clone Wars"(George Lucas) y las sagas "
El Señor de los Anillos" y "El Hobbit" (
Peter Jackson).
Un actor completo, observador irónico del gran circo del cine y un profesional impecable; apasionado amante de la música y discreto coleccionista de arte; tenía una voz capaz de rivalizar (lo que realmente sucedió) con el "monstruo sagrado"
Orson Welles; voz que puso al servicio de temerarias aventuras musicales a mitad de camino entre la ópera y el heavy metal. Muy curioso acerca de todo lo nuevo, también le atraían irresistiblemente el ocultismo y el misterio. Alguna vez dijo: "
Ser un actor se ha convertido en un sueño común. Todos quieren ser actores, pero ser un actor serio es el trabajo más difícil del mundo". Él lo era.