Mateo Ricci

LI Madou, más conocido como Mateo Ricci nació un 6 de octubre de 1552 en Macerata Italia, desde muy pequeño fue seguidor de las ideas religiosas ingresando,  a pesar de la negativa de su padre, a la compañía de Jesús como novicio. Ya en 1571 ingreso al Colegio Romano a estudiar ciencias geográficas y matemáticas, es allí donde  recibió conocimientos de ciencias exactas y astronomía. Su interés en aprender todo sobre la construcción de relojes mecánicos, esferas y astrolabios lo llevo a trabajar para el emperador de China y a residir allí desde 1583 conviviendo junto con el jesuita Michele Ruggieri, con quien inicia y construye el primer puesto misionero de jesuitas en China.

Continuó con su trabajo de adoctrinamiento y gracias al apoyo que recibió de los eruditos y académicos pudo llegar a abrir una residencia en Nanking, allí fue captando un buen número de seguidores y cambiando ideologías y convirtiendo a la doctrina jesuita a cuanto pueblo visitaba, su misión era llegar hasta Pekín, y entrevistarse con el emperador, una vez adoctrinado este sería mas fácil la conversión total de China. Es así como luego de mucho esfuerzo, en 1601 llegó ante el emperador Wan Li, quien mostró su interés ante este científico, más por sus ideas astrológicas que por su doctrina.

En 1604 se produjo la separación de la provincia jesuita de Japón, que se volvió independiente de la misión de China, es así como Ricci se volvió superior de la misión jesuita de Japón, pero no duró mucho tiempo en el cargo pues encontró una serie de rivalidad que se oponían a su forma de adoctrinar, siempre de la mano con la ciencia y la filosofía. Además mantenía firme su idea que las practicas de la religión cristiana debían acomodarse o ir a la mano de las ideas o creencias chinas, siendo retirado de su cargo y hasta marginado.

El éxito de mateo Ricci se debió más que nada a sus valores como persona cristiana, sus cualidades como persona y a la facilidad de adaptarse a las costumbres chinas, sin desmerecer claro el éxito que obtuvo por sus conocimientos, su filosofía y el desarrollo de la ciencia.

Tras su muerte el 11 de mayo de 1610,  Ricci dejó una misión jesuita China que contaba con 8 misioneros y 8 hermanos coadjutores chinos y con nada menos 2.500 cristianos, mientras que en Pekín eran 150.