Alexander von Humboldt

Quizás su logro más notable fue su expedición de cinco años a América del Sur y Central a partir de 1799 y hasta 1804. España estaba en esa época empeñada en la búsqueda de riquezas y conquistas en sus colonias americanas, y era raro que un individuo instruido como Humboldt obtuviera permiso para visitar estas áreas. Una vez allí, su perseverancia lo llevó al borde de la resistencia humana.

América del Sur era una tierra en gran parte desconocida, y mucho de lo observado por Humboldt eran conocimientos nuevos. Viajando a pie y en canoa, descubrió una conexión entre los sistemas de los ríos Orinoco y Amazonas. Subió a volcanes en Ecuador y observó la forma en que estaban posicionados en una línea, como si siguieran una falla en la corteza terrestre. Recogió miles de especies de plantas. Observó las corrientes marinas en el Océano Pacífico incluyendo una, que ahora se llama la Corriente de Perú, que también lleva su nombre. No importaba donde fuera su ubicación o sus alrededores, Humboldt sin descanso registraba sus observaciones. Este resultó ser su mayor legado.

Humboldt residió en París desde 1805 a 1827, disfrutando de un estilo de vida cosmopolita que le permitió asociarse con muchos de sus compañeros de profesión. Publicó más de 30 volúmenes de sus datos durante este tiempo, demostrando su excelencia como escritor y artista.

Pasó sus últimos años en Berlín, donde se había convertido en una figura notable. Por invitación del gobierno ruso, viajó durante tres meses por los Urales y Siberia, y trajo consigo su conocimiento de las técnicas de minería. 

Humboldt murió mientras trabajaba en el quinto volumen de su libro Kosmos. Este trabajo fue su intento de dar una explicación unificada de toda la existencia, y reunió la mayor parte de los conocimientos científicos disponibles de la éoca. 

Durante su vida, Humboldt fue meteorólogo, botánico, geólogo, geógrafo y oceanógrafo.