Escritora argentina. Desde comienzos del siglo XX ella y su familia se trasladaron a
Rosario. Mientras su madre dirigía una escuela a domicilio, su padre se encargaba de un café que estaba ubicado cerca de la estación del ferrocarril Rosario Central. Fue entonces que
Alfonsina estuvo como mesera, pero luego se independizó con un empleo de actriz.
Tuvo la oportunidad de ser
maestra, pero además escribía poemas y algunas obras de teatro. Su estilo era feminista, aunque siempre estaba en
defensa de la igualdad entre el hombre y la mujer. Algunos han dividido su obra en dos partes: uno romántico, que aborda el
erotismo y la sensualidad, pero otro que abarca la
abstracción y reflexión.Se le detectó cáncer de mama, de cuya enfermedad fue intervenida. Sin embargo, por ello sufrió una
depresión, que le cambió su estado de ánimo. Lamentablemente
tomó la decisión de quitarse la vida, lanzándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Sus restos fueron velados en
Mar del Plata, y luego en
Buenos Aires. No obstante, en la actualidad está inhumada en el
Cementerio de Chacarita.
El 21 de abril de 1911
llegó al mundo su hijo Alejandro; quedándose Storni como
madre soltera, por lo que tuvo que compartir una casa con una pareja.
Colaboró con algunas revistas, como
Caras y Caretas. Recorrió todos los anuncios de empleo hasta que encontró un aviso que decía “
corresponsal psicológico”. Se presentó entre
cien varones que venían por el mismo puesto, En dicha empresa que se llamaba Freixas Hermanos, que se dedicaba a la
importación de aceite, debió luchar para ser atendida. Su examen consistió en la redacción de una carta comercial y dos avisos publicitarios. Y
para su sorpresa la eligieron. Su libro
La inquietud del rosal fue publicado en 1916, donde
expresaba sus anhelos y contaba su situación de madre soltera. Dicha obra la escribió en su trabajo en tanto dictaba órdenes y correspondencias a la que lo escribía. Gracias a
Félix Visillac, quien la llevó a la imprenta de
Miguel Calvello, fue este último quien aceptó imprimir el libro. Sin embargo,
no logró terminar de pagar el costo.Dicho libro fue duramente criticado. Sobre todo por la revista
Nosotros, de
Roberto Giusti y Alfredo Bianchi, que dijeron que el libro no tenía la calidad deseada, pero que de seguro más adelante lo haría mejor.
Al publicar dicho libro
tuvo acceso a cenáculos de escritores, siendo la única mujer. Sin embargo, con el tiempo consiguió relacionarse con
escritores y editores. Además en su trabajo de corresponsal psicológico no veían con buenos ojos que ella escribiera tales inmoralidades, por lo que
renunció.
Con mucho tesón
continuó escribiendo. Publicando
El dulce daño (1918),
Languidez (1920),
Un cementerio que mira al mar (1920). Storni hasta el momento de su muerte visitó a sus amigos uruguayos.