André-Marie Ampère

Antes de saber siquiera lo que eran los números, Ampère ya se dedicaba a calcular con piedrecitas y migas de pan. No pisó una escuela, salvo para dar clase, y su padre se encargó de enseñarle ciencias y latín, hasta que se percató de su talento para las matemáticas. Con cuatro años ya era capaz de leer textos complicados.

Con dieciocho años perdió a su padre, lo que le sumió en una depresión, y tres años más tarde conoció a la que sería su esposa. Continuó dedicándose a las matemáticas e incluso comenzó a dar clases privadas.

Algunos años más tarde consiguió un puesto como profesor de Física y Química, tras lo cual se trasladó a Ain dejando en Lyon a su mujer y su hijo. Tan solo dos años perdió a su mujer y posteriormente se instaló en París como profesor particular de la Escuela Politécnica. Se casó por segunda vez y tuvo una hija.

Durante su vida fue reconocido por sus colegas como un experto de la más alta categoría. Con la llegada de Napoleón y el imperio francés fue nombrado Inspector General de la Universidad imperial francesa, y en 1814 se le eligió miembro de la academia de las ciencias de París, así como de otras muchas academias de toda Europa.

 Algunos detalles curiosos acerca de este matemático:

• La unidad de medida de la intensidad de la corriente fue nombrada Amperio en su honor.
• En la Torre Eiffel aparece escrito su nombre como una personalidad.
• París tiene una calle con su nombre, dedicada en honor de este profesor.
• La Academia de las Ciencias de Francia concede el premio Ampère.
• En Lyon, la estación de Metro con mayor número de conexiones tiene su nombre, y la que fue escuela preparatoria fue rebautizada como Escuela Ampère.
• Muchas escuelas primarias en toda Francia llevan el nombre de este importante personaje de las matemáticas y el mundo de la electricidad.

Además del mundo de la aritmética, trabajó en el mundo de la electricidad formulando algunas leyes físicas, como la de la electrodinámica, que determina que si las corrientes de dos conductores es igual sus polos se repelen mientras que si son diferentes se atraen, dando lugar a los primeros conocimientos acerca de la dinámica del magnetismo. Inventó el primer telégrafo eléctrico y el primer electroimán junto a François Arago, que llegó a ser jefe de estado en Francia y Andorra.