Antonio Guzmán Blanco

Antonio Guzmán Blanco nació en Caracas el 20 de febrero de 1829, en una familia aristocrática. Su padre, Antonio Leocadio Guzmán, era un líder intelectual venezolano; editor y portavoz del partido Liberal. El joven Antonio, muy bien educado tanto en derecho como en medicina, vio que las guerras civiles intermitentes de Venezuela y las revoluciones retrasaban el desarrollo del país.

En 1859, un año después del derrocamiento del dictador José Tadeo Monagas, Venezuela se vio nuevamente afectada por las luchas civiles, la llamada Guerra Federalista y Guzmán Blanco se unió a ellos, primero como secretario y finalmente como real compañero del jefe federalista, el general Juan Falcón. En 1863 Guzmán Blanco entró triunfante en Caracas, a la cabeza de su ejército.

Falcón fue elegido presidente y Guzmán Blanco tuvo un importante puesto en el área financiera, ayudando también a redactar la nueva constitución federalista de 1864. Ese mismo año fue enviado a Inglaterra para negociar un préstamo de 1.500.000 £, por el que recibió una importante comisión. Cuando regresó a Caracas, Falcón le encomendó la reorganización económica y la planificación del desarrollo de la nación.

Guzmán Blanco estaba nuevamente en Europa cuando se enteró, a finales de 1868, de una revolución conservadora que había desplazado al régimen de Falcón. De regreso a Venezuela, se convirtió rápidamente en líder de la liberal y federalista contrarrevolución. A principios de abril 1870 entró nuevamente triunfante en la capital. 

Tras asumir la presidencia, Guzmán Blanco estaba decidido a poner fin a la inestabilidad política que había obstaculizado tanto tiempo el progreso de su nación. Alrededor de 1873, después de sofocar varias revueltas y restringir el poder tradicional de la, oligarquía terrateniente, se convirtió en el primer mandatario verdaderamente nacional, capaz de poner en práctica programas nacionales.

En 1873, con el país pacificado y el ejército ahora como instrumento del gobierno nacional, Guzmán Blanco decretó el sufragio universal masculino y la elección directa del presidente. Su recompensa, fue ser elegido presidente por una enorme mayoría en abril.

Con este nuevo y abrumador mandato, comenzó a llevar adelante sus ideas, golpeando primero en la Iglesia. Anticlerical como su padre, decidió limitar el poder político y económico de la Iglesia Católica de Venezuela. En poco tiempo el arzobispo y el nuncio papal fueron exiliados por resistirse a su autoridad. Se estableció el control estatal de la educación, el matrimonio civil, y el cierre de las órdenes religiosas; finalmente, también se cerraron los seminarios. 

En su primer mandato Guzmán Blanco trató de construir un partido político personal para institucionalizar a sus seguidores, pero con resultados infructuosos. Después de permitir que un "gobierno títere" (controlado por él mismo) fuera elegido para gobernar entre 1877 y 1879, Guzmán Blanco reasumió la presidencia desde 1879 hasta 1884. Desde 1884 hasta 1886 permitió que el general Joaquín Crespo fuera presidente y de nuevo volvió a ocupar la presidencia en 1886, gobernando hasta 1888, cuando otro "gobierno títere" se hizo cargo y Guzmán Blanco viajó de nuevo a Europa.

Con sus contactos europeos y su visión del futuro, el férreo control de Guzmán Blanco sobre Venezuela comenzó a dar sus frutos en el desarrollo del país, estimulando la inversión europea, obteniendo préstamos, y aumentando el comercio. La estabilidad que logró produjo milagros económicos y su gobierno promulgó buenas tarifas, construyó mejores carreteras, creó un sistema bancario, embelleció la ciudad de Caracas, y mantuvo una reluciente y cosmopolita "corte".

Sin embargo, los costos de este progreso económico eran altos. La represión política, la censura, los encarcelamientos, y el exilio eran comunes mientras Guzmán Blanco construía su visión de país. La prosperidad se limitaba en gran medida a las clases altas; el propio Presidente, obviamente, estaba prosperando.

Alentado por haber sido nombrado gobernador de varias provincias y rector de la Universidad Nacional, el "Ilustre Americano", como fue llamado, se encontró enfrentado, mientras estaba en París en 1889, con una revolución dirigida por su propio títere. Haciendo una estimación realista, Guzmán Blanco decidió permanecer en París con su considerable fortuna en lugar de enfrentarse a la rebelión.

Mientras Venezuela se sumía en el caos político y la mayor parte de su obra se deshacía, Guzmán Blanco permaneció en París, donde murió el 28 de julio de 1899.