Fernando Fader

Egresado de la escuela secundaria, Fader regresó a Mendoza en 1898, donde practicó sus habilidades como artista pintando paisajes urbanos. Posteriormente se mudó a Munich en 1900, donde se matriculó en una escuela vocacional local. Esta capacitación le permitió inscribirse en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Múnich, donde fue tutoreado por Heinrich von Zügel, destacado en la Escuela Naturalista Barbizon de Europa.

Regresó brevemente a Buenos Aires, donde su trabajo se exhibió por primera vez en el Salon Costa en 1906. Sin embargo, sus paisajes lo establecieron rápidamente como un pintor post impresionista en un momento en que los críticos locales aún eran partidarios del Impresionismo, y esto motivó a Fader a unirse a otros artistas igualmente desfavorecidos por el conservador público argentino, como Cesáreo Bernaldo de Quirós, el escultor Rogelio Yrurtia y Martín Malharro (cuyas previas obras impresionistas habían establecido el género localmente en 1902).

Su grupo Nexus tuvo problemas hasta alrededor de 1910, cuando el taller de Malharro se convirtió en el más influyente de la Argentina poco antes de su repentino fallecimiento. Fader se estableció en Buenos Aires en 1914, donde obtuvo un primer premio en la Cuarta Bienal Nacional de Arte. Recorrió galerías de arte en España y Alemania y ganó una medalla de oro, en 1915, en la Exposición Internacional del Pacífico en San Francisco. Sin embargo, un principo de tuberculosis lo obligó a trasladarse a los climas más secos de las estribaciones de los Andes argentinos.

Su estancia en Córdoba reorientó su trabajo siguiendo líneas más impresionistas, empleando un mayor uso de los contrastes de luz solar. Su nuevo entorno también le dio una amplia inspiración bucólica, creando muchas de sus obras más conocidas de este período, que mayormente retrataban románticamente la vida de la granja. Este período productivo se vio interrumpido alrededor de 1921, por un empeoramiento repentino de sus dificultades respiratorias que para entonces se habían convertido en asma crónica e impedían su trabajo al aire libre. Esto llevó a Fader a dedicarse a las naturalezas muertas, los desnudos y los autorretratos, dando lugar a un tercer período distintivo en la prolífica obra del artista.

Aunque se vio obligado a retirarse por su mala salud, nunca perdió lo que había adquirido durante su apogeo alrededor de 1915, y la Academia Nacional de Bellas Artes organizó una retrospectiva de su trabajo en 1924. La comunidad de galerías de arte de Buenos Aires organizó una retrospectiva de 1932, 119 obras en honor al cumpleaños número 50 de Fader, momento en el cual estaba demasiado enfermo para asistir.

Fernando Fader murió en el departamento de Ischilín, Córdoba, a los 52 años, en 1935. Su antigua casa en la aldea rural de Loza Corral se mantiene como un museo dedicado a su legado.