Jakob Böhme

Allí los criptocalvinistas (luteranos encargados de mantener puntos de vista calvinistas), anabautistas (protestantes radicales), schwenkfeldianos (seguidores del reformador Schwenkfeld), médicos paracelsianos (seguidores del médico ocultista Paracelso) y humanistas, compitieron con luteranos ortodoxos. Martin Möller, el pastor luterano de Görlitz, estaba "despertando" a muchos en los conciliábulos que había establecido.

En 1600, recién casado y recién establecido con un negocio propio como zapatero, Böhme, probablemente estimulado por Möller, tuvo una experiencia religiosa dentro del período de un cuarto de hora en el que obtuvo una visión empírica y especulativa que lo ayudó a resolver las tensiones de su edad. La tensión entre las cosmologías medievales y renacentistas, el problema perenne del mal, el colapso de las jerarquías feudales y la bifurcación política y religiosa de la época, encontró resolución en el redescubrimiento de Böhme del principio dialéctico de que "todas las cosas consisten en Sí y No". Básicamente luterano, este principio se convirtió para él en una Realdialektik ("dialéctica real"), una amplia gama de polarización de la realidad empírica o natural.

Germinando durante varios años, la idea lo llevó a comprometer sus pensamientos en papel, al principio solo para su propio uso. El manuscrito se tituló Aurora, oder Morgenröthe im Aufgang (1612; Aurora) y fue escrito por etapas. Definido por Böhme como un "comienzo infantil", fue un conglomerado de teología, filosofía y lo que luego pasó por astrología, todo unido por un tema devocional común. Al circular entre sus amigos, una copia de Aurora cayó en manos de Gregory Richter, sucesor de Martin Möller como pastor, quien condenó las pretensiones teólogas del zapatero. Richter trató el asunto con el ayuntamiento de Görlitz, que prohibió a Böhme seguir escribiendo.

Se produjo un período de silencio durante el cual las ideas de Böhme maduraron y sus asuntos exteriores prosperaron. Leyó a los "grandes maestros", así como otros libros sin nombre que le fueron prestados por el círculo de vecinos y amigos que quedaron impresionados por el zapatero intelectual que escribía libros. Estos amigos, algunos médicos y otros de la nobleza, hicieron conocer a Böhme la alquimia especulativa, especialmente a los escritos del médico suizo Paracelso, muy populares por entonces. Las opiniones alquímicas y místicas de Paracelso inspiraron aún más el interés de Böhme en el misticismo de la naturaleza y le dieron la terminología que, de manera parcialmente integrada, dominó su siguiente período.

Aunque nunca trabajó en un laboratorio, Böhme usó sus términos alquímicos para describir tanto su misticismo natural como sus experiencias subjetivas, que trató de integrar en un marco común. Durante este período escribió al menos seis tratados que circularon con cautela entre sus amigos, creándole una reputación influyente y respetada. Este segundo período de actividad literaria comenzó en 1619, el año en que la Guerra de los Treinta Años (1618–48) comenzaba a cobrar impulso; de hecho, él mismo estaba en Praga cuando entró el Rey Invierno, Federico V del Rin Palatinado. 

Las diversas estridentes controversias de la época forzaron a Böhme a un período de apologética religiosa en el que tuvo que protestar contra las acusaciones, más implícitas que reales, de calvinismo (puntos de vista reformados), chiliasmo (creencia en el reinado de 1000 años del pueblo de Dios en el fin de la historia), y el sectarismo fanático. Reconstruyendo sus puntos de vista teológicos, escribió una serie de tratados devocionales relacionados con la penitencia, la resignación, la regeneración, temas tradicionales del misticismo alemán. En 1622 sus amigos tenían varios de estos tratados devocionales impresos en Görlitz bajo el título Der Weg zu Christo (El camino a Cristo), una pequeña obra que une el misticismo de la naturaleza con el fervor devocional. La publicación de este tratado provocó el intenso disgusto de Richter, quien incitó a la población contra Böhme.

En 1623, el año de su madurez, escribió dos obras principales: El gran misterio y Sobre la elección de la gracia. El primero explicaba la creación del universo según lo dicho en el Génesis en términos de los tres principios paracelsianos (incluidos los elementos místicos "sal", "azufre" y "mercurio"), uniendo así el misticismo de la naturaleza del Renacimiento con la religión bíblica. El último, más filosófico, dio una exposición en términos de una visión dialéctica del problema de la libertad que la predestinación calvinista (la opinión de que Dios conoce el destino del hombre) estaba agudizando. Este tema fue retomado luego por el filósofo idealista Friedrich Schelling y por un teólogo alemán, Franz von Baader, cuyo comentario para la Elección de la Gracia todavía es muy respetado por los estudiosos.

Böhme continuó escribiendo a un ritmo agitado, tal vez liberado de las obligaciones comerciales por la ayuda financiera de sus amigos. Entre 1619, cuando renovó desafiantemente su escritura, y 1624, cuando murió, produjo al menos 30 obras. Su desafío al ayuntamiento de Görlitz le trajo más dificultades, y fue desterrado, siendo citado en la corte del Elector en Dresde, donde, según todas las apariencias, encontró vindicación porque regresó a su hogar. 

Aunque vindicado por los teólogos que habían examinado sus puntos de vista, no estaba libre del humor rencoroso de sus vecinos que fueron instigados en sus ataques por Richter. Estimado por sus amigos entre la nobleza, los médicos y los intelectuales, huyó a uno de los castillos vecinos donde claramente era la figura central en algún tipo de grupo secreto. Allí se enfermó y, sintiendo que su fin estaba cerca, fue llevado de regreso a su hogar en Görlitz, donde, atendido por su esposa e hijos, comenzó a debilitarse. Fue examinado por las autoridades eclesiásticas y se encontró lo suficientemente ortodoxo como para recibir el sacramento, y en un estado de expectación carismática, murió.