Jorge Manrique

En ese momento Castilla estaba nuevamente en medio de una guerra civil. El rey Enrique IV de Castilla era ineficaz hasta el punto de ser apodado "el Impotente". El clan Manrique lo combatió y, presumiblemente, también a su hija bastarda, Juana. Esto significaba que Manrique luchó por primera vez para el infante Alfonso contra su medio hermano Enrique IV, y luego por la princesa Isabel (más tarde Isabel I de Castilla) en contra de la princesa Juana. Era un guerrero fiel y distinguido y fue recompensado con el título de comendador de Montizón en la Orden de Santiago. 

Manrique participó activamente en las innumerables batallas y escaramuzas de la guerra civil. Cuando Enrique IV murió, Portugal entró en batalla del lado de Juana. En ese momento Manrique fue puesto al mando por los Reyes Católicos, de sus fuerzas en el Campo de Calatrava. Cuando se crearon las Hermandades (una especie de milicia nacional), fue hecho su capitán en el reino de Toledo. 

Jorge Manrique fue muerto el 24 de abril de 1479, en el sitio del castillo de Garci-Muñoz, en La Mancha, perteneciente al Marqués de Villena, partidario de Juana y Portugal. Fue enterrado en el monasterio de Uclés, cabeza de la orden de Santiago.

Manrique dejó varias obras de poesía amorosa (unos 40 poemas, incluyendo versos satíricos), pero en ninguno de ellos superó muy por encima el nivel literario de su época. Esto demuestra que sus versos se le daban en forma fácil, ayudada por su gran ingenio. 
Sin embargo, en las Coplas (40 estrofas a la muerte de su padre, ocurrida en 1476), Manrique escribió la más famoso elegía de la lengua española. La fuerte emoción causada por su muerte está restringida, y el tono es sereno; pero al tratar de explicarse a sí mismo el significado de la muerte de su padre, después de una vida que le había ganado la denominación de un segundo Cid, Manrique consigue expresar los sentimientos de su edad, acerca del significado de la vida y la muerte. la noble y cristiana resignación del poeta tocó una fibra sensible en todas las generaciones de lectores desde su muerte, ya que, en palabras de Pedro Salinas, las Coplas son "una de los más bellas y brillantes luces de la poesía universal".