La Argentinita

Hija de inmigrantes españoles en Argentina, siendo niña viajó a España con su familia (1901). Su primera actuación en público fue a los ocho años en el Teatro-Circo de San Sebastián. A partir de ese momento se la conoció como "La Argentinita" para distinguirla de la no menos famosa Antonia Merce, a quien se conocía como "La Argentina". 

Después de viajar por toda España como niña prodigio, se instaló en Madrid, trabajando en los teatros La Latina, de la Comedia, de La Princesa, Apolo y el Príncipe Alfonso; combinado el flamenco con el tango, el bolero y las bulerías, en una especie de mezcla, que resultó toda una novedad patra su época.

Su éxito la llevó a Barcelona y Portugal, para volver más tarde a América. A principios de la década de 1920 regresó de nuevo a España, trabajando en Madrid y retirándose temporalmente en 1926. Su regreso al espectáculo fue acompañado por una renovación artística que la unió a la Generación del 27. Con piezas adaptadas a la tradición popular, viajó por Europa, triunfando en París y Berlín. Participó de los movimientos artísticos de la época, junto con Rafael Alberti, Federico García Lorca, Edgar Neville o Ignacio Sánchez Mejías, conocido como el "torero intelectual", un hombre casado que fue su amante.

Con la llegada de la Segunda República formó en su propia compañía de ballet y preparó las primeras coreografías: "Las calles de Cádiz", "Sevillanas del Siglo XVIII", "El Café de Chinitas", "El rango del escribano" y "El amor brujo". En esta nueva etapa el espectáculo viajó por España y París, donde fue reconocida como una de las artistas de flamenco más importantes de todos los tiempos. 

En 1931 grabó un disco de canciones populares, titulado "Colección de Canciones Populares Españolas", acompañada en el piano por Lorca, que había preparado los textos. La compañía de "La Argentinita" reunió figuras del flamenco de la talla de Macarrona, La Malena, Fernanda Antúnez, Rafael Ortega y Antonio de Triana, con quien formó pareja de baile hasta la década de 1940, antes de ser reemplazado por Federico Rey, y más tarde por José Griego.

Al final de su gira por España, llevó el espectáculo a los Estados Unidos, impulsada también por la muerte en 1934, a causa de una cornada, de Sánchez Mejías. Amplió su repertorio de obras obteniendo, en 1936, un gran éxito en Nueva York. Durante la Guerra Civil española tuvo que huir, viajando por Marruecos (Casablanca), París, Londres, Holanda, Bélgica; después de la guerra, permaneció en el exilio en los Estados Unidos. 

En 1943 presentó en el Metropolitan Opera House de Nueva York el cuadro flamenco "El Café de Chinitas", con coreografía propia, textos de Lorca, escenografía de Salvador Dalí y la orquesta dirigida por José Iturbi. El 28 de mayo 1945,  dio su última actuación, tambipen en el Metropolitan. Al final de la función, ya enferma, terminó en un hospital, donde murió en el mes de septiembre.

Entre los honores que recibió después de su muerte hay una placa en el Metropolitan Opera House, recibiendo también las medallas de Alfonso X el Sabio y de la Orden de Isabel la Católica.