Manolete

Manolete nació en Córdoba, corazón del país taurino. Su tío abuelo, torero de ligas menores, fue muerto por un toro de la temida raza Miura. Su madre ya era viuda de un torero cuando se casó con su padre, también torero, quien se quedó ciego y murió en la pobreza cuando Manolete tenía cinco años.

Manolete se convirtió en torero profesional a los 17 años. En su debut fue torpe pero valiente y obviamente se esforzó tanto que el público lo aplaudió. Él y otros dos muchachos juntaron su dinero y formaron un equipo llamado Califas Cordobeses y se dispusieron a hacer fortuna. Fue descubierto por el ex-matador José Camará, quien le enseñó a afinar su estilo y concentrarse en los austeros pases clásicos. Con rostro triste y sobrio, Manolete se hizo conocido por su extrema economía de movimientos y su comportamiento desapasionado, que contrastaba marcadamente con los más extravagantes pases de capote que prevalecían entonces.

Manolete fue durante una década un héroe cultural español, ganando 4 millones en ocho años en la década de 1940. Su culto fue fomentado por muñecos con su imagen, canciones en su honor, un licor llamado Anís Manolete y testimonios. Era tan valioso económicamente para agentes, promotores, criadores de toros y publicistas que nadie quería que lo cornearan o lesionaran de ninguna manera. Por esta razón, muchos de los toros que enfrentó estaban "arreglados" ("arreglados" o alterados con cuernos acortados; los cuernos afeitados dan una ventaja obvia al matador). A pesar de esta práctica (ilegal aunque común en la tauromaquia de la época), el arte y la habilidad de Manolete estaban fuera de toda duda, y se encuentra entre los mejores toreros de la historia.

Manolete actuó hasta 100 veces al año y fue corneado 11 veces. Cuando anunció su intención de retirarse, fue incitado a una última temporada, luchando contra los toros más grandes. En una corrida de Linares se unió a su joven rival Dominguín, que lo hizo bien con el primer toro. El segundo toro de Manolete fue Islero, de la cepa Miura. En el momento de la matanza, cuando Manolete hundió la espada en el toro, fue corneado fatalmente. Su muerte ocasionó un duelo nacional. Los titulares de los periódicos anunciaban: "¡Murió matando y mató muriendo!"