María I de Inglaterra

Nació el 18 de febrero de 1536. Fue una reina de Inglaterra, a quien se le conocía como María Tudor. Entre la dinastía Tudor fue ella la cuarta monarca, Reconocida por anular las reformas religiosas impuestas por Enrique VIII.

Además sometió a Inglaterra a una disciplina papal en 1554 con el apoyo del Cardenal Reginaldo Pole.

Durante su reinado sentenció a casi 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera en las llamadas Persecuciones Marianas.

Única hija de Enrique VIII. Su madre, Catalina de Aragón, abortó en varias oportunidades. Una de sus hermanas nació muerta y otros tres apenas vivieron. Fue nieta de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla.

Siendo todavía una niña, Enrique VIII trató arreglos de boda para su hija. Con tan solo dos años de edad se casaría con el rey de Francia Francisco I. No obstante, se canceló el matrimonio, pero en 1522 se llegó al convenio del Tratado de Windsor por el cual se casaría con su primo, quien era el emperador Carlos V, de 22 años.

En 1533, Enrique VIII contrajo nupcias en secreto con Ana Bolena, y después el matrimonio con Catalina se consideró inválido. Fue entonces que el rey se desliga de la Iglesia Católica y encabeza la Iglesia Anglicana. Situación que invalida a Catalina de Aragón en su título de reina.

María fue considerada hija ilegítima y fue expulsada de la Corte. Ocupando su título la hija de Ana Bolena, a quien llamarían después Isabel I. De tal modo que pasó a ser dama de compañía y no se le permitió asistir siquiera a las exequias de su madre (1536).

Enrique VIII fallece en 1547, siendo sucedido por Eduardo VI. No obstante, este último muere de tuberculosis en 1533. Sin embargo, antes de morir se encarga que María no sea su sucesora, logrando que Lady Jane Grey, sobrina de Enrique VIII sea quien le suceda.

Lady Grey fue proclamada reina de Inglaterra el 10 de julio de 1553. No obstante, sus influencias se debilitan, siendo destronada a los nueve días. Por lo que la sucede por justo derecho María.

Sus primeras medidas como reina fueron liberar de su prisión de la Torre de Londres a Thomas Howard III, duque de Norfolk y a Stephen Gardiner. Nombrándolo obispo de Winchester y Lord canciller. Fue este último quien proclamó reina a María formalmente el 1 de octubre de 1553.

A los 37 años María fija su interés en contraer nupcias, ya que deseaba un heredero. Por lo que rechaza la proposición de Eduardo Courtenay, conde de Devon, puesto que estaba enamorada del príncipe Felipe de España, que era hijo de su primo Carlos V.

En sus postrimerías María I decretó que su esposo, Felipe II debía regentarlo, en caso que su prole no contara con la mayoría de edad. Falleció el 17 de noviembre de 1558 en el Palacio de St. James, siendo inhumada en la Abadía de Westminster.