Mistinguett

Nacida en la pobreza el 5 de abril de 1875, Enghien-les-Bains, Francia, no fue conocida por su belleza, sino por su ingenio rápido y su inteligencia subyacente. Fue en primer lugar una mujer de negocios, y siempre escuchaba a los demás antes de tomar sus decisiones.

Determinada a convertirse en artista, comenzó su carrera como vendedora de flores en su ciudad natal. Cantaba canciones populares mientras vendía las flores a los transeúntes. No contenta con esperar que la vida la ayudara, Mistinguett comenzó a tomar clases de teatro y canto, utilizando sus escasos ingresos para allanar su camino.

Pronto, en 1885, comenzó su carrera como artista cuando conoció a Saint-Marcel en un tren a París en su camino a una clase de violín. Saint-Marcel dirigía la revista en el famoso Casino de Paris. Inicialmente, fue contratada como tramoyista, y fue entonces cuando probó diferentes nombres artísticos, utilizando diversos antes de decidirse por Mistinguett.

En 1895 debutó en el escenario del Casino de París y luego apareció en otros famosos teatros como el Moulin Rouge, Folies Bergere y Eldorado. A menudo apareció con Maurice Chevalier, y sus canciones más recordadas son "Mon Homme" ("Mi hombre") y "J'en ai marre" ("He tenido suficiente de eso"). 

Se hizo rápidamente conocida en París por su extravagancia y rutinas subidas de tono. A medida que su popularidad aumentaba junto con su sueldo, rápidamente se convirtió en una de las artistas femeninas mejor pagadas del mundo. Tenía un sentido innato de la naturaleza teatral de su trabajo y mostraba mucho entusiasmo por ello. En un movimiento maravillosamente teatral, ella aseguró sus piernas por 500,000 francos y se convirtió en un tema de conversación en todo el mundo. Su larga carrera incluyó apariciones en Londres y América.

A la edad de 80 años, murió en Bougival, Francia. Sin duda, hasta sus últimos momentos fue tan extravagante y astuta como lo había sido en su juventud.

El escritor Jean Cocteau señaló en su obituario para ella: "Su voz, un tanto desafinada, era la de los vendedores ambulantes parisinos: la ronca voz del pueblo de París".