La duquesa de York,
Sarah Ferguson, se vio obligada a abandonar Balmoral tras de la llegada del duque, el príncipe
Felipe de Edimburgo, esposo de la reina
Isabel II, quien se unió al resto de la familia durante las vacaciones.
El príncipe Felipe se niega a dormir bajo el mismo techo que su ex nuera, desde su divorcio del
Príncipe Andrés en 1996.
Se dice que la acusa de humillar públicamente a la reina y a toda la familia real.
Muchos habían esperado que su aparición, junto con el matrimonio de la princesa Eugenia, hubiera marcado el deshielo en las relaciones entre ambos, pero este no fue el caso. Una fuente dijo que en años anteriores la duquesa siempre se iba el día anterior a la llegada del esposo de la reina, precisamente para evitar estos desagradables incidentes.
Este año, sin embargo, el Príncipe Felipe decidió ir a Balmoral con varios días de anticipación, por lo que la Duquesa se vio obligada a irse. En Escocia, todos esperaban que pasara una semana con el príncipe Andrew y sus dos hijas, la princesa Beatriz y la princesa Eugenia como invitados en el castillo, pero este no fue el caso.
Fuentes bien informadas informaron que Sarah, que llegó el jueves por la noche, tuvo que irse "inesperadamente" a Londres, dando lugar a especulaciones dentro de la familia real. Ayer por la tarde la vieron subir a un avión de British Airways en el cercano aeropuerto de Aberdeen.
A diferencia de su esposo, hace seis años la reina permitió a la duquesa reunirse en Balmoral para las vacaciones y la reunión familiar anual. Este año incluso se habló de un acercamiento con el Príncipe Andrés, y muchos esperaban que ambos pudieran hacer las paces. Pero parece que no es tan sencillo como se pensaba...