Datos sobre Gustav Vigeland
| Nació: | 11 Abril 1869 | Noruega |
| Falleció: | 12 Marzo 1943 |
| Signo del zodiaco: | Aries |
Biografía de Gustav Vigeland
Adolf Gustav Vigeland nació el 11 de abril de 1869 en la pequeña comunidad de Mandal en el extremo sur de Noruega. A la edad de 15 se trasladó a Kristiania (Oslo) como aprendiz de un tallador de madera. La muerte prematura de su padre forzó al joven Gustav a regresar a casa por unos años para ayudar a mantener a su familia, pero una vez en Kristiania logró llamar la atención del escultor Brynjulf Bergslien, quien se comprometió a ayudarlo con apoyo financiero y artístico. En 1889, debutó artísticamente en la Exposición Estatal de Noruega, con el grupo de esculturas Hagar e Ishmael.
Durante las décadas siguientes, Vigeland perfeccionó su habilidad tanto en su patria como en las prolongadas estancias que pasó en Dinamarca, Francia, Italia e Inglaterra. in embargo, a pesar de su talento, ganarse lle resultaba difícil ganarse la vida como escultor.
Desde finales de la década de 1890 hasta 1902, por razones económicas, Vigeland aceptó una serie de comisiones, entre ellas parte de la restauración de la catedral de Nidaros en Trondheim, para la cual produjo 44 esculturas, incluyendo siete estatuas talladas en roble y pintadas, además de varios relieves y gárgolas.
Las primeras décadas del vigésimo siglo vieron a Vigeland establecerse como uno de los más finos escultores de Noruega. Se hizo particularmente bien conocido por sus bustos y monumentos, y también por sus tallados, estilísticamente más simples, de figuras humanas en granito. Fue alrededor de 1914 cuando concibió por primera vez la idea de lo que se convirtiría en el monumental Parque Vigeland.
Tras la muerte de Vigeland, según lo estipulado en su contrato con la ciudad de Oslo, todas las obras del artista se convirtieron en propiedad municipal, y el estudio se convirtió en un museo. El Museo Vigeland alberga aproximadamente 1.600 esculturas, 420 grabados en madera y 12.000 dibujos, así como otros artefactos como cuadernos, fotografías, libros y miles de cartas pertenecientes al artista.
Aunque el parque y el museo se pueden visitar por separado y en cualquier orden, visitar el museo es una buena preparación para un paseo por el parque, ya que da perspectivas sobre la vida y el trabajo de Vigeland. La colección incluye los modelos de yeso originales de las esculturas y monumentos del Parque Vigeland, que son obras de arte en sí mismas y vale la pena ver antes de ver las más de 200 esculturas acabadas en bronce, granito y hierro forjado que se muestran en el parque.
Más allá del puente está la Fuente, una escultura de seis hombres sosteniendo una gran cuenca. Alrededor de la Fuente, 20 grupos de árboles y figuras humanas de bronce representan el círculo interminable de la vida.
El punto más alto del parque es el monolito, un intrincado pilar con 121 figuras talladas en un solo bloque de granito. Se dice que las imágenes representan el anhelo de la humanidad por un plano espiritual más elevado. Alrededor del monolito hay 36 grandes grupos de figuras de granito que representan relaciones humanas de diversos tipos.
Otras esculturas están esparcidas por todo el parque, pero la gran obra final, situada al oeste del monolito, es la Rueda de la vida, una escultura de bronce de figuras humanas sosteniéndose unas sobre otras en un círculo vertical.
Haya oído hablar de Vigeland o no, una visita al parque de esculturas, es de obligación en Oslo. El mérito artístico de su trabajo es innegable, y la variedad de relaciones y emociones que las esculturas retratan, seguramente impactará en los visitantes de todas las edades.
Durante las décadas siguientes, Vigeland perfeccionó su habilidad tanto en su patria como en las prolongadas estancias que pasó en Dinamarca, Francia, Italia e Inglaterra. in embargo, a pesar de su talento, ganarse lle resultaba difícil ganarse la vida como escultor.
Desde finales de la década de 1890 hasta 1902, por razones económicas, Vigeland aceptó una serie de comisiones, entre ellas parte de la restauración de la catedral de Nidaros en Trondheim, para la cual produjo 44 esculturas, incluyendo siete estatuas talladas en roble y pintadas, además de varios relieves y gárgolas.
Las primeras décadas del vigésimo siglo vieron a Vigeland establecerse como uno de los más finos escultores de Noruega. Se hizo particularmente bien conocido por sus bustos y monumentos, y también por sus tallados, estilísticamente más simples, de figuras humanas en granito. Fue alrededor de 1914 cuando concibió por primera vez la idea de lo que se convirtiría en el monumental Parque Vigeland.
Tras la muerte de Vigeland, según lo estipulado en su contrato con la ciudad de Oslo, todas las obras del artista se convirtieron en propiedad municipal, y el estudio se convirtió en un museo. El Museo Vigeland alberga aproximadamente 1.600 esculturas, 420 grabados en madera y 12.000 dibujos, así como otros artefactos como cuadernos, fotografías, libros y miles de cartas pertenecientes al artista.
Aunque el parque y el museo se pueden visitar por separado y en cualquier orden, visitar el museo es una buena preparación para un paseo por el parque, ya que da perspectivas sobre la vida y el trabajo de Vigeland. La colección incluye los modelos de yeso originales de las esculturas y monumentos del Parque Vigeland, que son obras de arte en sí mismas y vale la pena ver antes de ver las más de 200 esculturas acabadas en bronce, granito y hierro forjado que se muestran en el parque.
Las esculturas del Parque Vigeland están colocadas en grupos a lo largo de una serie de caminos, lo que facilita el caminar a través de la colección. Entrando a través de la puerta principal, se llega a un puente forrado con 58 esculturas de bronce de adultos y niños en una variedad de situaciones. Una de las figuras más populares es el Angry Boy ("Sinnataggen"), cuya mano izquierda está brillantemente pulida por el toque de millones de visitantes.
Más allá del puente está la Fuente, una escultura de seis hombres sosteniendo una gran cuenca. Alrededor de la Fuente, 20 grupos de árboles y figuras humanas de bronce representan el círculo interminable de la vida.
El punto más alto del parque es el monolito, un intrincado pilar con 121 figuras talladas en un solo bloque de granito. Se dice que las imágenes representan el anhelo de la humanidad por un plano espiritual más elevado. Alrededor del monolito hay 36 grandes grupos de figuras de granito que representan relaciones humanas de diversos tipos.
Otras esculturas están esparcidas por todo el parque, pero la gran obra final, situada al oeste del monolito, es la Rueda de la vida, una escultura de bronce de figuras humanas sosteniéndose unas sobre otras en un círculo vertical.
Haya oído hablar de Vigeland o no, una visita al parque de esculturas, es de obligación en Oslo. El mérito artístico de su trabajo es innegable, y la variedad de relaciones y emociones que las esculturas retratan, seguramente impactará en los visitantes de todas las edades.
Vida profesional de Gustav Vigeland
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