José Hernández

Los acontecimientos políticos de Argentina, a mediados del siglo XIX -más precisamente las guerras civiles que se estaban produciendo- determinaron que fuera enviado a vivir con familiares en Brasil. Finalmente regresó a Argentina donde llegó a conocer y simpatizar con la vida y las tribulaciones de los gauchos, que con frecuencia eran algo así como peones de las furiosas luchas por el dominio político de la joven nación.

Hacia 1863 Hernández se había instalado en Buenos Aires y, después de experimentar distintas profesiones, se aseguró un puesto de trabajo como periodista en el diario El Argentino. Seis años más tarde fundó el periódico Río de la Plata, que pronto fue cerrado por orden de su adversario político, el autor argentino Domingo Faustino Sarmiento, quien por entonces era presidente de la nación.

Durante esos años difíciles, Hernández no sólo tenía una fuerte simpatía por la causa de los gauchos, sino que también había desarrollado un profundo desprecio por aquellos compatriotas europeizados, que veían al gaucho como un sujeto indigno de tratamiento literario serio, y creían que sólo podía servir como modelo para cuentos y caricaturas pintorescas.

Animado por un amigo a escribir un poema gauchesco "fundamental", Hernández comenzó a componer en su habitación de hotel en Buenos Aires, los versos de la primera parte del largo poema épico que titularía Martín Fierro. En las 2.325 líneas del poema, que se imprimió por primera vez en 1872, logró capturar la auténtica voz del gaucho y, a través de sus dominantes sextinas y cuartetos, también una elocuente crítica a las actitudes sociales y políticas a las que se oponía.

Al comienzo del épico poema, el gaucho Martín Fierro anuncia que va a cantar la canción de sus penas y con esa canción y el acompañamiento de su guitarra buscará consuelo. Hay un tono agudo de protesta social en el relato de cómo los buenos viejos tiempos de Fierro habían cambiado y cómo el gobierno había llegado a abusar y engañar a los gauchos que reclutaba para las guerras indias. Fierro se convierte en un proscrito, junto a su compañero el gaucho Cruz, y con el tiempo se va a vivir con los indios, rechazando la sociedad del hombre civilizado.

El éxito de la primera parte del Martín Fierro fue rotundo. Fue leído en las ciudades y recitado y disfrutado por los propios gauchos en sus ranchos y en las "pulperías" (almacenes generales y tabernas) del país, donde se juntaban luego del trabajo. La segunda parte, "La vuelta de Martín Fierro" (1879), fue el doble de extensa del poema original y narra el regreso de Fierro a la civilización, la búsqueda de su esposa y sus hijos perdidos, y otras injusticias cometidas por el gobierno. Al final, Fierro se aleja sin rumbo y sin futuro, pero una vez más reconciliado con la sociedad.

Bajo una nueva administración de gobierno Hernández se convirtió en senador, sirviendo en el Congreso en Buenos Aires. Ocupó este cargo hasta su muerte, ocurrida el 21 de octubre de 1886, tras un ataque al corazón.