Domingo Faustino Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento, nació en la provincia de San Juan, Argentina, el 15 de febrero de 1811, y fue un destacado político, filósofo, periodista, estadista, escritor, docente y militar, que consiguió ser el "Presidente de La República Argentina" entre los años 1868 y 1874.

Hijo de José Clemente Quiroga Sarmiento y Ana Paula Albarracín, se crió en el seno de una familia humilde. Con sólo 5 años de edad, ya manejaba con fluidez la lectoescritura, y a los 15 años ya ejercía como maestro.

Debido a su ideología política, tuvo que emigrar a Chile, en donde trabajó como maestro, debido a que los caudillos federales que gobernaban en ese momento, lo estaban persiguiendo por sus manifestaciones liberales. Entre los enemigos públicos más conocidos del escritor argentino, se encuentran Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga. A quienes les escribió: "Bárbaros, las ideas no se matan".

Luego de que Quiroga fuese asesinado, y gracias a la ayuda de Nazario Benavídez, gobernador de San Juan, el maestro volvió a su provincia natal, en donde fundó la famosa sociedad literaria, varias escuelas para personas de ambos sexos y el diario que se entregaba periódicamente, llamado "El Zonda".

A pesar de sus ambiciosos proyectos que emprendió en la argentina, luego de haber puesto en claro la línea ideológica del periódico fundado por él mismo, debió regresar a Chile, en donde trabajó como periodista e hizo sus incursiones en el terreno de la literatura, redactando "El Mercurio y El Heraldo Nacional", además de colaborar en el diario "El Nacional", y fundar otro llamado "El Progreso".

En el año 1845, luego de demostrar su talento como pedagogo, le fue encargada la tarea de realizar un estudio sobre los sistemas educativos que regían en Europa y Estados Unidos en esa época. Tarea que le encomendó el presidente chileno, Manuel Montt, en persona.

En 1851, regresó a la Argentina para formar parte del ejército de Justo José de Urquiza para luchar en contra de Rosas. Una vez derrocado el gobernador de Buenos Aires, Sarmiento y el General Urquiza discutieron por varios temas políticos, lo que obligó al periodista regresar al exilio. A partir de ese momento, comenzó a participar activamente en una conspiración en contra del nuevo gobernador de la confederación, por lo que se alió a Juan Bautista Alberdi.

Fue así como 4 años más tarde regresó a San Juan, en donde fue nombrado Gobernador. Sus prioridades como nueva autoridad provincial fueron la puesta en marcha de la educación pública, por lo que fundó una gran cantidad de escuelas, por lo que recibió el apodo de "Padre de la escuela", y además, comenzó a hacerle frente a la realidad política que se vivía en su país en ese momento, encabezando una guerra contra los caudillos. Una vez finalizado su mandato, trabajó como "Embajador argentino en los Estados Unidos de América".

En 1868, luego de que se realizasen las pertinentes elecciones, Domingo Faustino Sarmiento fue elegido como nuevo "Presidente de la República Argentina". Una vez comenzado el mandato, desarrolló una nueva política nacional para las obras públicas, fomentó a las ciencias, creó el Departamento de Agricultura, además del Colegio Militar y la Escuela Naval. Además, dio por finalizada la guerra del Paraguay, en donde murió su hijo adoptivo, llamado Dominguito.

Gracias a su inteligencia y habilidad para superar los retos, en su vida obtuvo grandes logros, siendo designado "Senador por la provincia de San Juan", "Director de las Escuelas de Buenos Aires", "Ministro del Interior" y "Embajador" en reiteradas ocasiones.

Una vez retirado de la vida política, decidió trasladarse a Paraguay en donde falleció el día 11 de septiembre de 1888. En conmemoración a la muerte del estandarte de la educación argentina, se nombró al 11 de septiembre "Día del maestro".

En su obra como escritor, se destacan varios libros, como "Campaña del Ejército Grande", "Las ciento y una", "Conflictos y armonías de las razas en América", "Civilización y barbarie", "Recuerdos de Provincia", "Argirópolis", "Facundo", "África y América", "La Educación Popular" y "Viajes por Europa", entre otros.

En lo que respecta a su personalidad, Domingo Faustino Sarmiento, fue un hombre con un carácter muy fuerte y autoritario, por lo que en ciertas ocasiones expresó sus ideas de forma poco política, por ejemplo cuando habló de la cultura aborigen, aseguró: "¿Lograremos exterminar los indios?. Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado".