Justo Sierra

Justo Sierra nació en Campeche, Yucatán, el 26 de enero de 1848. Su padre, Justo Sierra O'Rielly, fue uno de los intelectuales más importantes de Yucatán. El joven Sierra estudió en Campeche y Ciudad de México, recibiendo el título de abogado a la edad de 23 años. Elegido para el Congreso mexicano en 1872, rápidamente se ganó una reputación por lo encendido de sus debates. Sirvió dos años en la Corte Suprema antes de su designación como subsecretario de Justicia y Educación Pública en 1902. En 1905 fue nombrado ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, un puesto que mantuvo hasta la caída del régimen del general Porfirio Díaz en 1911.

Sierra insistía en que el progreso educativo se daba en paralelo con el crecimiento económico, tanto para capacitar a la población en las habilidades requeridas para el progreso, como para preservar la identidad nacional de frente a la afluencia de capital y metodología extranjera. En consecuencia, hizo hincapié en la ciencia y la historia de México en su plan de estudios. En 1910 patrocinó el Primer Congreso Nacional de Educación Primaria y revivió la Universidad Nacional de México, que se había fragmentado en colegios separados.

Uno de los propagandistas más importantes de su época, Sierra editó y escribió columnas regulares para varios periódicos. Aunque miembro del Gabinete de Díaz, no dudó en criticar al régimen y nunca aceptó plenamente el positivismo que configurado en la ideología oficial. Manteniendo una postura intelectual independiente, él se consideraba ante todo un humanista.

Sierra es mejor conocido por sus voluminosas obras históricas. A pesar de que trató de sintetizar el amplio alcance del desarrollo humano para el lector general en su "Historia General" (1896), la mayor parte de sus volúmenes se centraron en la historia de México. Su interpretación era liberal, y sostuvo que México había experimentado sólo dos revoluciones dignas de ese nombre: el movimiento de la Independencia y la Guerra de Reforma (1854-1867). En "México: su Evolución social" (1902), Sierra sostuvo que la era de Díaz fue la culminación del desarrollo de México. Defendió a Benito Juárez en "Juárez: su obra y su tiempo" (1905), afirmando que su época de gobierno liberal constituía un período crucial de la historia de México.

La obra más famosa de la Sierra es "La Evolucion Política de la Nación Mexicana" (1900-1902), que pretende ser una síntesis popular. En este volumen aplicó las teorías evolutivas predominantes a la historia de México, haciendo hincapié en la importancia de la revolución liberal del mitad del siglo 19. Condenó a los líderes mexicanos de la primera parte de ese siglo como pequeños individuos que sólo buscaban el auto-engrandecimiento.

Después de la caída del régimen de Díaz en 1911, Sierra fue nombrado embajador en España. Murió en Madrid el 13 de septiembre 1912.