Nació en Munich, Alemania, el 22 de agosto de 1874. Fue un filósofo que destacó en la
evolución de la fenomenología, la ética y la antropología filosófica. Incluso se le considera un clásico en temas que conciernen a las doctrinas de la religión. También fue uno de los avizoradores del surgimiento del nazismo.
Su padre fue luterano y su madre judía; sin embargo, él se volvió católico, pero en el futuro tendría una divergencia. Laboró como profesor de las
universidades de Jena, Munich y Colonia. Fue epígono de
Rudolf Eucken, además concuerda con las ideas de
Henri Bergson, y posteriormente, conjuntamente con y
Heidegge se transforma en uno de los críticos de
Husserl.
Scheller hizo uso de la
fenomenología para
analizar los fenómenos emotivos y sus intencionalidades. Además, plasmó una consolidada y verídica fundamentación personal de la ética: “
La realización de los valores se concretan en modelos humanos que invitan a su seguimiento. Dichos modelos serían el héroe para los valores vitales, el genio para los valores espirituales y el santo para los valores religiosos”.
Entre su punto de vista teórico clasifica tres clases de saberes:
el inductivo, que es el de las ideas positivas.;
el de la estructura esencial o fenomenológico, que es el saber que nos permite captar de un modo inmediato el qué de las cosas; y
el metafísico, que es la forma más alta del saber, ya que trata sobre los más elevados valores de la persona.
No obstante, al analizar desde una supuesta objetividad se aprecia que se ha sobrevalorado una forma de saber por sobre otras. Por tanto, nuestro compromiso en el presente y luego a la posteridad
deberá ser lograr trabar el saber del dominio, conjuntamente con el saber culto y el saber metafísico. Lo que supondría jerarquizar a aquellos saberes.
Falleció el 19 de mayo de 1928, en Frankfurt am Main, Alemania.