Nicola Abbagnano

El filósofo italiano Nicola Abbagnano nació en la ciudad de Salerno el 15 de julio de 1901.

Se graduó en filosofía en Nápoles, siendo su mentor el filósofo napolitano Antonio Aliotta; a continuación, enseñó en el Liceo Umberto I de la ciudad de Nápoles, y posteriormente en la Universidad de Turín, donde fue profesor de Historia de la Filosofía  en la Facultad de Magisterio (1936-1939), y luego en la Facultad de Filosofía y Letras (1939-1976).

Desde 1952 fue co-director, junto con Norberto Bobbio, de la "Revista de Filosofía". Entre 1953 y 1962 fue inspirador del grupo de intelectuales y filósofos, que incluía entre otros, a Bobbio y Geymonat, que tomó el nombre de neo iluminismo italiano, organizando una serie de convenios tendientes a la construcción de una filosofía secular, abierta a las principales orientaciones del pensamiento filosófico internacional.

Entre 1964 y 1972 trabajó en el diario La Stampa, se trasladó luego a Milán, donde trabajó en Il Giornale, de Indro Montanelli y donde fue, por alrededor de un año, Asesor Comunal de Cultura.

Abbagnano fue uno de los promotores del Centro de Estudios metodológicos de Turín. Falleció el 9 de setiembre de 1990.

Su obra

Durante su período napolitano su trabajo está representado por las obras "Le sorgenti irrazionali del pensiero" (1923), "Il problema dell'arte" (1925), "La fisica nuova" (1934) y "Il principio della metafisica" (1936).

Después de mudarse a Turín, volvió al estudio del existencialismo, muy en boga en la cultura filosófica italiana del momento. Formuló una versión original del existencialismo ampliamente reconocida en su libro, "La struttura dell'esistenza" (1939), que fue seguido por su "Introduzione all'esistenzialismo" (1942) y un conjunto de ensayos recogidos en las revistas Filosofia religione scienza (1947) y Esistenzialismo positivo (1948). En 1943 jugó un papel muy importante en el debate sobre el existencialismo que apareció en la publicación Primato, dirigida por Giuseppe Bottai.

Abbagnano definió su visión filosófica como existencialismo positivo, que reconoce la importancia de la existencia como momento ontológicamente fundamental, teniendo en cuenta la racionalidad del ser humano como la principal herramienta para garantizar un valor positivo contra cualquier posible nihilismo. A diferencia de los filósofos alemanes Heidegger y Jaspers, Abbagnano hizo hincapié en la importancia de la libertad y la indeterminación de su búsqueda.

Además de poner la razón como único medio para crear un vínculo entre el hombre y el mundo que lo rodea,  el pensamiento de Abbagnano insiste en el concepto de posibilidad, en contraste con el de necesidad,  típico del idealismo romántico y del existencialismo alemán y francés, lo que explica su fuerte crítica de estas dos escuelas filosóficas. En la construcción de su existencialismo positivo, Abbagnano insiste en el límite de ser, poseído por el hombre y, al mismo tiempo en evidenciar la necesidad de aspirar a la plenitud del ser.

Además de autor de ensayos sobre distintos filósofos (Aristóteles, Ockham, Meyerson, etc.) Abbagnano fue también autor de una famosa Historia de la Filosofía, base de la formación de toda una generación de estudiantes y profesores. También escribió un Diccionario de Filosofía, considerado entre los mejores a nivel internacional.