Ricardo Güiraldes

Desde sus primeros años viajó frecuentemente por todo el mundo y, en cierto sentido, adoptó París como su hogar espiritual. Sin embargo, siempre mantuvo un profundo amor por la pampa argentina y, sobre todo, para la estancia familiar, "La Porteña", en San Antonio de Areco. Su educación universitaria fue irregular, ya que pasó de la carrera de arquitectura a la de leyes, no terminando ninguna de ellas.

Sin embargo, una verdadera pasión por la literatura se despertó en Güiraldes, a través de la intensiva pero informal lectura, que realizó durante todos esos años de estudiante. El autor modernista Rubén Darío y el influyente  escritor y poeta argentino Leopoldo Lugones tuvieron una fuerte influencia en la formación estética de Güiraldes. Pero la exposición posterior a la literatura europea, especialmente la de los escritores franceses Gustave Flaubert, Charles Baudelaire y Stephane Mallarme, contribuyeron a la mayor parte de su gracia y elegancia estilística.

Güiraldes dejó Argentina en 1910 rumbo a París, en lo que resultó ser una larga estancia en Europa y Asia. Regresó a Buenos Aires en 1912 y, en 1913, se casó con Adelina del Carril, quien se convirtió en su compañera intelectual hasta su muerte, en 1927.

Güiraldes ya estaba convencido de que quería ser escritor. En 1915 aparecieron sus dos primeros libros: "El cencerro de cristal", una colección de sus primeros poemas, no muy favorablemente recibido por los críticos; y un volumen de cuentos, "Cuentos de muerte y de sangre" que, con algunas deficiencias estilísticas, sufrió un destino similar.

En 1917 publicó "Raucho", su primera novela, que comenzó en París y terminó en Argentina en 1916. Es una obra aparentemente autobiográfica, llena de nostalgia y un sentido de pertenencia a dos lugares: el "mundo exterior" de París y otras ciudades exóticas y su pampa, evocada amorosamente.

Durante la última década de su vida Güiraldes combinó sus viajes (tres viajes más a Europa), con una enérgica colaboración en varias revistas literarias influyentes, pero de corta duración, que aparecían en Buenos Aires. Algunos de sus colaboradores fueron Jorge Luis Borges, Norah Lange, Oliverio Girondo y Macedonio Fernández.

En 1920 había completado en París los primeros 10 capítulos de una novela que se llamaría "Don Segundo Sombra", inspirada en el carácter y las experiencias de un viejo peón que trabajaba en la estancia familiar. Pero no la terminó en ese momento. En 1922 publicó una novela ligera y sentimental titulada "Rosaura". Y en 1923 se completó "Xaimaca", otro cuento romántico, escrito en forma de diario, ambientado en un crucero tropical.

Sin embargo, la fama no le llegó al autor sino hasta 1926, cuando finalmente publicó "Don Segundo Sombra", pero fue inmediata y abrumadora. Quizás ninguna otra novela haya aparecido en Argentina acompañada de tano éxito. Güiraldes fue capaz de atrapar en esas páginas la esencia de un estilo de vida, visto a través de los ojos de un niño de estancia y, por medio de una prosa muy sensible, fue también capaz de transmitir ese tipo especial de existencia, -un estilo de vida, ya en extinción, de los gauchos argentinos- con una calidad casi mítica.

Esta fue la culminación de la vida de Güiraldes. Poco después de la publicación de Don Segundo Sombra, el autor descubrió que padecía la enfermedad de Hodgkin. En marzo de 1927 partió por última vez rumbo a París, en busca vano una cura. El 8 de octubre de ese año murió en París.