Ricardo II de Inglaterra

Cuando Ricardo comenzó a tomar el control del gobierno, se rodeó de un grupo muy impopular de favoritos. Su pedido de dinero para luchar en Francia llevó al parlamento a exigir el despido de estos favoritos. La negativa de Ricardo provocó que el parlamento enjuiciara a su canciller, el conde de Suffolk, y creara una comisión para supervisar las actividades del rey. Cuando Ricardo declaró que estas medidas eran traicioneras, el parlamento y sus oponentes tomaron represalias en 1388, al proscribir a sus amigos más cercanos, algunos de los cuales fueron ejecutados. Ricardo reconoció su derrota y se sometió a las demandas de los cinco 'Lords Appellant'.

Durante ocho años, Ricardo trabajó en aparente armonía con Gaunt y los Señores Apelantes. Sin embargo, él estaba esperando para vengarse. Gradualmente formó un segundo y más fuerte partido realista. En 1397, arrestó y juzgó a tres de los Apelantes. Arundel fue declarado culpable de traición y ejecutado, Warwick fue desterrado y Gloucester encarcelado y asesinado. A Ricardo se le otorgaron ingresos de por vida y los poderes del parlamento se delegaron en un comité.

En septiembre de 1398, una disputa entre dos ex Apelantes, el hijo de Gaunt, Henry Bolingbroke y Thomas Mowbray, duque de Norfolk, le dio al rey otra oportunidad de venganza y los desterró a ambos. Cuando Gaunt murió en febrero de 1399, Ricardo confiscó las vastas propiedades de Lancaster, que habrían pasado a Bolingbroke. En mayo, el rey salió para hacer campaña en Irlanda.

Bolingbroke invadió Inglaterra, obteniendo tanto el apoyo de los nobles como el popular. Al regresar a Inglaterra en agosto, Ricardo se rindió sin luchar. En septiembre, abdicó y Bolingbroke ascendió al trono como Enrique IV. En octubre, Ricardo fue encarcelado en el castillo de Pontefract, donde murió cuatro meses después.