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Nació: | 27 Abril 1888 | Perú |
Falleció: | 03 Noviembre 1919 |
Signo del zodiaco: | Tauro |
Narrador, poeta, periodista, ensayista y dramaturgo peruano. Está catalogado como uno de los principales cuentistas del Perú, al lado de Julio Ramón Ribeyro. Muchos de sus cuentos se publicaron en revistas y periódicos de aquel entonces, destacando dos libros: El caballero Carmelo (Lima - 1918) y Los hijos del Sol (póstumo Lima - 1921). En el primero de ellos, se utiliza un vocabulario conservador y una retórica muy al estilo de las novelas de caballerías, para contar la melancólica historia de un gallo de pelea. Por su parte, en Los hijos del Sol, el propósito está inspirado en el pasado de la historia del Perú, evocando el tiempo de los incas.
Estudió en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos (UNMSM). No obstante, decidió dejar a un lado las clases para laborar como dibujante de revistas como Aplausos y silbidos, Monos y Monadas, Fray KBzón, Actualidades, Cinema y Gil Blas. Posteriormente, continuó desarrollando su talento literario en diarios y revistas. En la parte poética, de inclinación modernista, publicó textos para la revista Contemporáneos (1909); apareciendo sus cuentos en 1910 en Variedades y Balnearios.
Ese mismo año retomó sus estudios en la Facultad de Letras de UNMSM; y después se reclutó en la milicia en épocas de una conflagración con Ecuador. Justamente por ello inició a hilvanar crónicas para El Diario de Lima, que enviaba desde la Escuela Militar de Chorrillos titulándolas Con la argelina al viento.
Esta labor precoz está estigmatizada por la tendencia al modernismo y de don Manuel González Prada; además en sus novelas cortas es más resaltante su fervor por Gabriele D’Annunzio. En 1914, tras la toma del poder de Billinghurst por el coronel Oscar R. Benavides, dimitió a su empleo diplomático y regresó al Perú. Una vez en Lima, fue detenido y acusado de confabular en contra del gobierno vigente.
En 1915, trabajó como secretario del Presidente del Consejo de Ministros del gobierno de José Pardo y Barreda. Dedicándose de pleno al periodismo y la literatura. Se volvió un influyente líder de opinión y un vocero de la modernidad intelectual. En 1916, fundó la transitoria Revista Literaria Colónida y lideró el movimiento intelectual de la misma nominación, Movimiento Colónida, que unió a una generación de artistas y escritores en el marco de la ruptura con el academicismo hispano y la libre renovación de temas y estilos, haciendo convocatoria a los jóvenes de las provincias a compartir su dedicación y vigilando con buen talante las nuevas inclinaciones literarias italianas y francesas.
Se fracturó de la espina dorsal, cerca de las vértebras lumbares, por lo que, pasando dos días de agonía, falleció. Dejó este mundo teniendo 31 años de edad. Su féretro conteniendo sus restos mortales fue conducido desde Ayacucho hasta Huancayo sobre los hombros de 16 indígenas ayacuchanos. Posteriormente el cadáver del escritor fue trasladado en tren hasta Lima, donde fue enterrado en el cementerio Presbítero Maestro, y en vez de un nicho, su cuerpo fue colocado en la tierra misma, cumpliendo así su último deseo.