Théophile Gautier

Gautier vivió la mayor parte de su vida en París. En el Collège de Charlemagne conoció a Gérard de Nerval con el que comenzó una amistad duradera. Estudió pintura pero pronto decidió que su verdadera vocación era la poesía. Simpatizante del movimiento romántico, participó en la batalla cultural que se produjo cuando Hernani, la obra de Victor Hugo, fue interpretada por primera vez en París en 1830. Recordó con humor este período en Histoire du romantisme (1874) y en Portraits contemporains (1874), en los que daba una excelente descripción de su amigo Honoré de Balzac. Gautier satirizó sus propias extravagancias, así como las de otros románticos, en Les Jeunes-France (1833). Les Grotesques (1834-36) trataba de escritores más oscuros y antiguos, cuyo individualismo anticipaba el de los románticos.

Los primeros poemas de Gautier aparecieron en 1830. Albertus, una larga narración sobre un joven pintor que cae en manos de un hechicero, fue publicado en 1832. En este momento se apartó de las doctrinas del Romanticismo y se convirtió en un defensor del arte por el arte. El prefacio de Albertus y la novela Mademoiselle de Maupin (1835) expresaron sus puntos de vista, causando un considerable revuelo en los círculos literarios, por su desprecio de la moral convencional y la insistencia en la soberanía de lo bello. Su pesimismo y su miedo a la muerte se expresaron en el poema narrativo La Comédie de la mort (1838).

En 1840 Gautier visitó España. El color de la tierra y su gente inspiró algunas de sus mejores poesías, como en Espagne (1845), y de prosa, como en Voyage en Espagne (1845). Después de ese viaje, encontró que viajar era una bienvenida escapada de las constantes presiones de su trabajo periodístico, que mantenía para sostenerse a sí mismo, a dos amantes y a sus tres hijos, así como a sus dos hermanas. De 1836 a 1855 fue colaborador semanal de La Presse y Le Moniteur Universel; en 1851, editor de la Revue de Paris; y en 1856, editor de L'Artiste. Además de estos trabajos colaboró en muchas otras publicaciones periodísticas. Gautier a menudo lamentaba las condiciones de su existencia; sentía que el periodismo le estaba drenando energía creativa que debería haber reservado para la poesía.

Viajar, especialmente a Grecia, reforzó su teoría del arte y su admiración por las formas clásicas. Consideró que el arte debía ser impersonal, libre de la obligación de enseñar lecciones morales, y que el objetivo del artista era concentrarse en alcanzar la perfección de la forma. Desarrolló una técnica en la poesía que llamó transposition d'art ("transposición de arte"), registrando sus impresiones exactas al experimentar una pintura u otra obra de arte. Estos poemas, publicados en Émaux et camées (1852), están entre sus mejores. Charles Baudelaire rindió homenaje a Gautier en la dedicatoria de su colección de versos Les Fleurs du mal.

La imaginación poética y fantástica de Gautier se pone de manifiesto en sus ficciones breves -por ejemplo, el cuento de vampiros La Morte amoureuse (1836") y las evocaciones de la antigua Pompeya en Arria Marcella (1852). Su producción literaria fue prodigiosa, pero sólo su arte y su crítica dramática aseguraría su reputación. Como crítico de ballet, sigue siendo inigualable. También escribió obras de teatro y, en colaboración con Jules-Henri Vernoy de Saint-Georges, el popular ballet Giselle.