Para muchos,
Michael J. Fox será siempre
Marty McFly el adolescente de 1985 con pantalones vaqueros y chaleco inflado de
Regreso al futuro. Sin embargo, sus fans también saben que el actor enfrenta desde hace años una terrible enfermedad, la enfermedad de Parkinson.
Diagnosticado en 1990, ahora Michael J. Fox, de 55 años de edad, está en condiciones cada vez más difíciles como consecuencia del avance de la enfermedad. Entrevistado por la revista
AARP - donde es la portada de la edición de abril / mayo - el actor habló de sus problemas debido a la enfermedad.
La clave para sobrevivir sin enloquecer, cuando la vida es un temblor continuo, es reírse de los síntomas: Michael está convencido. "
A veces no puedo dejar de reír".
Gestos mecánicos y elementales, como beber un café son casi imposibles para Michael: "
Justo el otro día entré a la cocina a servirme un café, algo que para empezar ya me costó un poco. Y después agarré la taza con las dos manos. Mi mujer me estaba mirando y me preguntó: '¿Lo hago por ti, mi amor?'. Pero, cómo no, yo le dijo que no hacía falta. Entonces empiezo a caminar por la cocina y la cosa se pone fea, y únicamente va a peor. Básicamente tenía ese líquido, caliente como lava volcánica, cayéndome por las manos y por todo el suelo".
Pensando en esta escena, en realidad, no hay mucho de qué reírse, pero la fortaleza de Michael es totalmente admirable. Y el actor sabe que su humor es una armadura esencial para enmascarar un profundo malestar. "
Lo que me hace reír es cuando imagino a alguien viendo esta escena y pienso: 'Pobre Michael, ni siquiera puede tomar un café - Es tan triste".
Fox está plenamente consciente de tener algún tipo de responsabilidad con el público, que lo considera un ídolo y necesita un modelo fuerte para superar la angustia de una enfermedad que sin duda asusta. La estrella explicó a la revista sus sensaciones al entrar en contacto con otros pacientes, gente común que sólo quiere un gesto o una palabra de consuelo de alguien que conoce bien la situación.
El actor también habló sobre la evolución de la enfermedad: es molesta pero no dolorosa (excepto por los calambres nocturnos en las piernas), y contó su emoción cuando conoció a otra celebridad que enfrentaba su misma batalla,
Muhammad Ali. Con su voz ronca y sutil me dijo "
Ahh Michael... ahora que estás adentro también tú, deberemos ganar esta batalla". El gigante Ali hizo conmover al diminuto Michael, que se sintió honrado de sentarse a su lado.
Realmente una gran persona el legendario
Marty, incluso fuera de las pantallas...