Hacia fines del año pasado, antes siquiera de llegar a la fecha de las fiestas,
Paul McCartney se dirigió a una clínica privada y se sometió a una cirugía de corazón que denominaron como totalmente rutinaria.
Su representante comentó que
Paul no se sentía bien desde hacía un tiempo y decidió hacerse un chequeo con especialistas en la
London Clinic. Luego de algunos estudios su médico le indicó que lo mejor sería hacer una angioplastía, para mejorar la circulación de su sangre.
Luego de haberlo mantenido todo en secreto, y con sus arterias ya dilatadas para permitir un mejor flujo sanguíneo, la estrella del pop se subió al escenario en la víspera de año nuevo para cantar junto
Kylie Minogue. Obviamente estuvo todo el tiempo monitoreado y cuidado por doctores, pero el hombre de 65 años lo resistió mucho más que bien.