José Joaquín Fernández de Lizardi

Sin herencia o profesión Fernández de Lizardi se vio obligado a vivir de su ingenio, que, como se ha visto, estaba destinado al periodismo político. Era una actividad natural para él: tenía una mente ágil e inquieta, que no dejaba de ser estimulada por las revoluciones políticas en España y México. También era una ocupación que implicaba riesgos considerables, desde elmomento que las revoluciones políticas desataban las pasiones políticas.

Los riesgos de Lizardi se incrementaban por su incapacidad para identificarse con algún partido o movimiento en particular. Era un representante de la Ilustración que creía que el hombre es básicamente bueno y que la sociedad lo corrompe. Apoyaba los ideales de libertad, justicia y humanidad, estando en contra de la esclavitud, la opresión, la intolerancia, la venalidad y la hipocresía. Ya que ni los contendientes realistas, ni los insurgentes, ni las facciones que sucedieron a ellos cumplían sus normas, se encontró en la oposición perpetua y víctima de sospechas y persecuciones casi constantes 

Aunque Lizardi había publicado anteriormente una cantidad sustancial de prosa y versos satirizando a la sociedad mexicana, su fama como periodista comenzó en 1812, cuando un decreto del Gobierno liberal español estableciendo la libertad de la prensa, le animó a fundar su primer periódico, El Pensador Mexicano. En el atacó los vicios del gobierno colonial tan vigorosamente que el virrey suspendió el decreto y Lizardi fue encarcelado por unos 7 meses. Continuó publicando su periódico hasta que el absolutismo y la rigurosa censura fueron restaurados en 1814. Pero su experiencia en la cárcel y la vigilancia de la Inquisición, a la que había ofendido, lo indujeron a pasar a la ficción como un medio menos riesgoso para expresar sus opiniones.

Entre 1816 y 1820 Lizardi escribió varias novelas, entre las cuales El Periquillo Sarniento fue el más famoso. Publicado en entregas periódicas, la obra tuvo problemas con los censores, y aunque Lizardi logró terminarla, no fue publicado en su totalidad sino hasta 1830, 3 años después de su muerte.

En 1820 la restauración del gobierno constitucional y la libertad de prensa en España, impulsaron a Lizardi a lanzar un nuevo periódico, El Pararrayos, en el que atacaba a los enemigos del sistema constitucional; pero las fuerzas conservadoras seguían siendo poderosas en México, y después de 24 ediciones, ya no pudo encontrar una imprenta. Al año siguiente, fuerzas insurgentes y realistas bajo la dirección del coronel Agustín de Iturbide proclamaron la independencia, y Lizardi fue convocado para hacerse cargo de su prensa. Después de la victoria del ejército libertador, sin embargo, sus críticas a Iturbide y a la Iglesia condujeron a su excomunión y al encarcelamiento temporal.

Lizardi tuvo una oportunidad más en la respetabilidad y la seguridad. En 1825, después de la caída del imperio de breve duración de Iturbide, el gobierno republicano de México lo hizo editor de su diario oficial, pero su incorregible propensión a la crítica pronto lo hizo caer en desgracia con sus líderes. Dos años más tarde murió en la pobreza y la oscuridad.

Lizardi es recordado como el padre del periodismo mexicano, su fama se cimenta porincipalmente en el Periquillo, una novela del género picaresco español. Su anti-héroe, Perequillo, es un pícaro, un sinvergüenza, y una especie de bufón cuya vida se compone de una serie de aventuras y desgracias en las atestadas calles, conventillos, tabernas, cárceles y hospitales de la Ciudad de México. Perequillo no aprende de sus desventuras e invariablemente surge impenitente.

La novela también tiene una calidad didáctica generalizada, transmitida a través de prédicas morales digresivas y reflexiones sobre los vicios de ricos y pobres. Su atractivo para los lectores de generaciones sucesivas, sin embargo, no radica en su estilo narrativo, en su contenido social y moral, sino en la claridad y la fidelidad con la que evoca las imágenes, los sonidos y los olores de la cultura popular de la Ciudad de México al final del período virreinal.