Javier Pérez de Cuéllar

Inició su carrera diplomática como primer secretario de la embajada de Perú en París, convirtiéndose luego en miembro de la delegación de su país en la primera sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1946. Posteriormente se desempeñó como primer secretario de las misiones diplomáticas del Perú en Gran Bretaña, Bolivia, y Brasil. En 1961 regresó a su país para cubrir una serie de puestos administrativos dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores y para enseñar en la Academia Diplomática del Perú. También fue autor de dos textos sobre derecho internacional y diplomacia. Después de una misión de dos años como embajador en Suiza, Pérez de Cuéllar fue nombrado secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores. 

Cuando Perú estableció relaciones formales con la Unión Soviética en 1969, el veterano diplomático se convirtió en el primer embajador de Lima en Moscú. Dos años más tarde lideró la delegación permanente del Perú ante las Naciones Unidas, puesto que mantuvo hasta 1975. Se desempeñó como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU en 1974.

Diplomático consumado, Pérez de Cuéllar se destacaba por su calma, su personalidad modesta, su encanto y gentileza "a la antigua", y su habilidad para trabajar eficazmente con facciones discordantes. Hablaba perfectamente inglés y francés, además de su español nativo. Dos veces casado, escribió poesía y era un devoto de la literatura hispana, especialmente los clásicos.

Apreciando sus talentos, el secretario general de la ONU Kurt Waldheim lo envió a Chipre en 1975 para distender la explosiva disputa entre griegos y turcos. A pesar de no resolver los problemas profundamente arraigados en la isla, Pérez de Cuéllar convenció a las dos partes de iniciar negociaciones. De nuevo en 1981 Waldheim lo llamó para servir como representante personal del Secretario General, para calmar una crisis entre Pakistán y Afganistán. 

En octubre de ese año, Lima lo nombró embajador en Brasil. pero en un esfuerzo manifiestamente político de avergonzar al presidente, el Congreso peruano bloqueó la confirmación de Pérez de Cuéllar y varios otros embajadores nombrados. El diplomático más distinguido y visible del Perú renunció al servicio exterior en protesta. Su reivindicación se hizo esperar hasta el 1 de enero de 1982, cuando sucedió a Waldheim como secretario general de la ONU.

Pérez de Cuéllar se pronunció repetidamente por el uso del Consejo de Seguridad de la ONU para mantener la paz y servir como un foro para las negociaciones. Fue reelegido para otro mandato de cinco años como secretario general en 1986. En agosto de de 1988, negoció personalmente el alto el fuego que puso fin a las hostilidades en la guerra Irán-Irak.

Con la perspectiva de un hombre del "Tercer Mundo", Pérez de Cuéllar con frecuencia se refirió a los éxitos de la organización para promover el desarrollo económico, la salud y la educación. Como reflejo de su herencia cultural occidental, el Secretario General instó a los Estados Miembros a fortalecer el estado de derecho en un mundo cada vez más anárquico y "restaurar la civilidad a la vida internacional".

El mandato de Pérez de Cuéllar como secretario general fue marcado por un cambio significativo, principalmente el colapso de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. A pesar de que fue incapaz de resolver conflictos en las Islas Malvinas, el Líbano, y el Golfo Pérsico, Pérez de Cuéllar fue elogiado por su papel como mediador e "intermediario honesto" en la diplomacia mundial. Fue sucedido el 2 de enero de 1992 por diplomático egipcio Boutros Boutros-Ghali.

En 1995 Pérez de Cuéllar se presentó sin éxito a la presidencia del Perú contra Alberto Fujimori. Más tarde fue primer ministro de Perú (2000-01), ayudando a restaurar la democracia en su país. 

Pérez de Cuéllar fue condecorado por 25 países. En octubre de 1987 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias a la promoción de la cooperación iberoamericana. En enero de 1989 recibió el Premio Olof Palme a la Comprensión Internacional y Seguridad Común. En febrero de 1989 fue galardonado con el Premio Jawaharlal Nehru. Además de sus premios, Pérez de Cuéllar ha recibido doctorados honorarios de varias universidades de todo el mundo.