La actriz siguió el consejo de Bruce Willis y decidió ingresar en un centro de rehabilitación. Desde entonces no se ha vuelto a hablar de su estado de salud, pero fuentes cercanas revelaron que se encuentra bien, a pesar de que le queda mucho por hacer
Unas semanas atrás y tras un par de meses de crisis, fue la propia
Demi Moore quien, siguiendo el consejo de su ex esposo,
Bruce Willis se dio cuenta de que debía ingresar en un centro de rehabilitación para resolver sus problemas de adicción al alcohol y los medicamentos.
La actriz, que eligió para su recuperación el mismo lugar en el que estuvieron internadas
Lindsay Lohan y
Eva Mendes, no tuvo desde un principio una fecha límite para su tratamiento, y los expertos indicaron que debe estar aislada y que sólo puede tener contacto con un pequeño círculo de personas.
"Demi está obteniendo resultados positivos en su rehabilitación. Ella estaba a punto de tocar fondo, pero ahora las cosas están mejorando", dijo una de las pocas personas que está autorizada a visitarla, citada por RadarOnline: "Tiene una buena perspectiva de futuro y aquellos que estamos a su alrededor pensamos que se está tomando su tratamiento en serio para no volver a pasar por otro incidente como el de enero".
Vale agregar que su entorno se encuentra animado por su evolución, aunque no esperan que vaya a salir pronto del centro de rehabilitación: "Todavía tiene mucho trabajo por delante para mantenerse saludable", aseguran.