Michael Rosbash, nacido el 7 de marzo de 1944, en Kansas City, Missouri, es un genetista estadounidense conocido por sus descubrimientos sobre el
ritmo circadiano, el período cíclico de 24 horas de actividad biológica que impulsa patrones de comportamiento diarios.
Rosbash trabajó extensamente con la mosca de la fruta Drosophila melanogaster, y contribuyó al descubrimiento de los genes y mecanismos moleculares implicados en la regulación de los ritmos biológicos. El trabajo tuvo implicaciones de largo alcance, particularmente para comprender la influencia de las señales genéticas en los procesos fisiológicos diarios de los humanos. Por sus descubrimientos, fue galardonado con el Premio Nobel 2017 de Fisiología o Medicina (compartido con Jeffrey C. Hall y Michael W. Young).
Rosbash se crió en Boston, donde su madre trabajaba en citología y su padre era cantor. Estudió química en el Instituto de Tecnología de California, donde obtuvo una licenciatura en 1965, y biofísica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se graduó con un doctorado en 1971. Se unió a la facultad de la Universidad de Brandeis en Waltham, Massachusetts, como profesor asistente en 1974.
En la década de 1970, se interesó por la influencia de la genética en el comportamiento y comenzó una colaboración productiva con Hall, un amigo y colega de Brandeis. Rosbash y Hall estaban interesados en el llamado gen del período, un gen que se había descubierto una década antes y que desempeñaba un papel en la regulación del ritmo circadiano en la Drosophila, pero que aún no se había aislado del genoma de la mosca de la fruta. En 1984, casi al mismo tiempo que Young, que trabajaba de forma independiente en la Universidad Rockefeller de Nueva York, Rosbash y Hall aislaron y secuenciaron con éxito el gen del período.
En la década de 1990, Rosbash y Hall arrojaron luz sobre el papel mecanicista del gen del período, mostrando que los niveles del producto proteico, PER, oscilaban durante el ciclo circadiano, acumulándose en los núcleos celulares durante la noche y degradádonse durante el día. Sus hallazgos los llevaron a proponer un modelo por el cual el PER era autorregulador, inhibiendo su propia transcripción (síntesis de ARN a partir del ADN) cuando sus niveles de proteína alcanzaban un punto crítico.
Rosbash y Hall posteriormente descubrieron genes adicionales implicados en la regulación del ritmo circadiano. Su trabajo posterior, junto con el de Young y otros investigadores en el campo, ayudaron a confirmar la idea de que un mecanismo de reloj autorregulador regula el ritmo circadiano. Posteriormente se descubrió que un número significativo de genes humanos estaba regulado por un mecanismo homólogo al descrito en la Drosophila, lo que condujo a nuevos conocimientos sobre la fisiología humana.
Rosbash recibió numerosos honores a lo largo de su carrera, incluido el Premio Gruber en Neurociencia (2009), el Premio Louisa Gross Horwitz de Biología o Bioquímica (2011) y el Premio Wiley en Ciencias Biomédicas (2013), todos compartidos con Hall y Young. Fue miembro electo de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias (1997) y de la Academia Nacional de Ciencias (2003).