José Hipólito Unanue

Desde el comienzo de su carrera médica, Unanue se dedicó a la causa de la reforma en la educación médica y científica. En 1792 logró instituir un anfiteatro anatómico en Lima, que el gobierno había autorizado casi treinta y cinco años antes. Sin embargo, aún careciendo de equipo y fondos, el anfiteatro fue capaz de proporcionar instrucción en disección para estudiantes de medicina, y Unanue enseñó sobre anatomía allí en 1793-1794. El año siguiente, Unanue inauguró una serie de conferencias clínicas en medicina, en las que los especialistas instruyeron a los estudiantes sobre enfermedades específicas. Durante el mismo período (1791-1794) fue editor del Mercurio Peruano, un vehículo principal para la difusión de las ideas científicas modernas en el Perú y al cual Unanue contribuyó con una serie de artículos sobre temas médicos y científicos.

Entre 1799 y 1805, recopiló datos para su obra principal, Observaciones sobre el clima de Lima, un tratado en la tradición hipocrática, que pretendía explicar las causas climáticas de las enfermedades en la ciudad de Lima. Para fundamentar su tesis, correlacionó datos meteorológicos con observaciones clínicas, combinados con conceptos médicos tradicionales y modernos. 

A pesar de sus frecuentes citas a Isaac Newton, Herman Boerhaave y otros científicos contemporáneos, el libro de Unanue tiene un tinte arcaico. Negaba, por ejemplo, la relevancia de la química para la práctica médica. El libro consta de cinco secciones. La primera sección describe el clima y el entorno físico de Lima. El segundo es una discusión ecológica sobre el clima y su influencia en la vegetación, los animales y los seres humanos. El tercero expone las influencias del clima sobre las enfermedades. El cuarto debate sobre a qué recursos dietéticos y curativos se podría recurrir para curar las enfermedades inducidas por el clima. El quinto, un perfil médico del año 1799 en Lima, es quizás la parte más interesante del libro, en la medida en que proporciona una crónica meteorológica y epidemiológica de ese año. El libro tuvo una tremenda influencia, especialmente en Lima, donde parece haber sido canonizado por la intelectualidad médica local al punto que dificultó la recepción de nuevas ideas médicas y científicas.

En 1807, el virrey José Abascal pidió a Unanue que presentara planes para una nueva escuela de medicina y que fuera su primer director. Unanue recomendó, en un memorial del mismo año, que se creara una facultad de medicina en uno de los hospitales de la ciudad, donde los estudiantes podrían ser instruidos en anatomía, fisiología, cirugía, medicina y farmacia. El Colegio de San Fernando abrió sus puertas en 1811 con diez cátedras, muchas pertenecientes a antiguos alumnos de Unanue. El plan de estudios, que incluía matemáticas, psicología y física experimental, era decididamente moderno, y los textos habían sido seleccionados personalmente por Unanue. Al mismo tiempo (desde 1807), Unanue también sirvió a Perú como inspector médico (protomédico general).

Al igual que muchos hombres de ciencia latinoamericanos de principios del siglo XIX, Unanue jugó un papel destacado en la lucha de su país por la independencia, sirviendo como negociador y ministro del gabinete.