Nunca negó los retoques, pero a los 82 años,
Jane Fonda decidió decir lo suficiente. "
Ya no quiero recurrir al cirujano plástico. No me cortarán más", confesó a "Elle Canada". Una verdadera adicción al bisturí, que sufrió durante años: "
Era otra 'droga' que reemplazó a la bulimia. No estaba haciendo ejercicios aeróbicos para sentirme bien, sino porque no podía dejar de vomitar".
"
No puedo fingir que no soy vanidosa. Tengo que trabajar todos los días para aceptarme como soy y no es fácil para mí, es una lucha constante porque crecí en una época en que las mujeres eran como muchos gatas compitiendo entre ellas", continuó. "
Hoy las cosas han cambiado y no hay límite para lo que podemos lograr si todas trabajamos juntas".